miércoles, 9 de enero de 2013

COSTA CONCORDIA GRANADA

COSTA CONCORDIA GRANADA Tito Ortiz Yo viví la dictadura, hice desde la clandestinidad en la izquierda, la transición, y no consigo dar crédito a tanto desahogado, que por el hecho de haber pertenecido a una izquierda masacrada, - no en sus carnes sino en la de sus abuelos - se cree con ciertos derechos por encima de quienes han sido ultrajados, por los golpistas. Aquí ya hay que ir quitándole el velo a tanto mamarracho que va de víctima, me da igual de que bando, y se cree con derecho a medallas y desagravios. Ya está bien de tontos rurales, como los que gobiernan en Granada. Píñar ha dado dos tontos muy tontos en los últimos años. Seamos sensatos, y despleguemos las banderas del entendimiento y la fraternidad, por encima de esas cabezas vacuas. Un analfabeto rural de Alcalde, un tonto ilustrado de Presidente provincial, una criatura desnutrida de fonte-forte, que une sus esfuerzos a un cacique comedor de ancas de rana, y un concejal que aprovecha una campaña para salir del armario, no es un ayuntamiento serio. Granada perdió sus políticos de altura en los ochenta, y desde entonces, tira de las listas para rellenar con catetos, advenedizos, pegacarteles, llevadores de cafés, y enanos, con perdón de Martínez Caler. Después de la masacre a la que sucumbió el soe de Granada, defenestrado por un palurdo como Paquito él de la pequeña, la ciudad alhambreña, preñada de blasones y de los expedientes más brillantes que cualquier criatura de izquierdas proclamara, se sumerge en la mediocridad de los bachilleres, y de los expedientes más descafeinados, para alcanzar las más altas cotas de la miseria. Sabed criaturas amorfas del socialismo granadino, que ni sabéis donde está “Casa Labra”, ni quién fue Pablo Iglesias. Respondéis – dios nos proteja – a un analfabetismo educativo, social y político, cuyo prócer y divulgador más preclaro, es el infante despreciado e ignorante, “Paquito el de la pequeña “, cuadrúpedo declamante de improperios ayunos de libertad y democracia. Un adalid del derecho de pernada, la misoginia, y el improperio. Un cabestro dejado de la mano de dios, si es que éste existió alguna vez. Que una vez, debido a su ignorancia, soñó con ser rey, y que sabedor de su incompetencia intelectual, no dudó en arroparse de todos aquellos que tuvieran menos seso que él, con el fin de destacar siempre sobre semejante atajo de inútiles, a los que ha dejado en los desmadejados brazos de la cañonera, incapaz de poner fin a sus desmanes, y encarrilar un partido por la senda de la honestidad y el bien común. Están más perdidos que el barco del arroz, pensando en Granada, con la rapidez que un elefante marino se rasca la axila. Para hacer el ridículo en la capital de la Alhambra, al pesoe no le basta con que sus últimos candidatos a la alcaldía, hayan huido como sabandijas de los bancos de la oposición en la plaza del Carmen, sino con no haber sacado provecho de las fatuas alternativas de poder de los pepeses en otras convocatorias. A los conservadores, les basta con elegir a los reyes magos. Viendo los de éste año y su don de palabra, ya se hace uno, una idea de cómo va la política provincial, y su proyección europea. Dice mucho de todo esto la foto de los magos capitalinos, llegando al ayuntamiento, y a sus puertas, recibidos por el alcalde y su señora. O sea, la alcaldesa, o lo que es lo mismo, la que manda en el municipio al 50 o más, por ciento, sin necesidad de haber pasado por las urnas. Vistas todas las cabalgatas de España en la tele, es la única que estuvo en la recepción a los magos de oriente. Sebas, alguien debería dar una explicación de esto, que suele repetirse en el Corpus y otras manifestaciones patrias granatensis. No se puede ser más cateto, ni más retrógrado. No debemos olvidar, que ésta ciudad – sin saberlo – está celebrando el milenio, un asunto descabezado, al que nadie quiere hincar el diente, a sabiendas de que sólo humo y actividades vacuas se han incluido, en unos fastos que se prometieron como la gran empresa ilusionante para éste año, pero que la alquimia política ha dejado en sólo una osamenta lamentable, que sólo habla de la ineptitud de quienes nos desgobiernan, gracias a su falta de preparación y conocimiento. Granada está una vez más abandonada a su suerte, con los que saben de ella, en retaguardia, viendo con dolor, como los encargados de llevarla a buen puerto, solo tienen el título académico del capitán, Francesco Schettino.

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