lunes, 4 de enero de 2010

La Toma de los incultos

LA TOMA DE LOS INCULTOS

Tito Ortiz.-

Hay fiestas y celebraciones que en el tercer milenio se nos muestran casposas, fuera de lugar, como de otro mundo más antiguo e inculto. Hablo por ejemplo de tirar una cabra desde un campanario, alancear un toro y degollarlo habiéndolo acorralado a caballo, o con un moderno Quads, y otras, que aunque “revivan” luchas entre moros y cristianos, la ocasión se aprovecha para divertirse de lo lindo y comer, beber, fumar y abrazarse como hermanos. Buen ejemplo de esto último son las tradicionales de Alcoy, donde al son de famosos pasodobles, y revestidos a la usanza, criaturas de toda procedencia y filiación, con enormes vegueros humeantes, y bajo ricos ropajes, se divierten como locos, pasándoselo de lo lindo, rememorando no sé qué, de otros tiempos, pero que es ocasión de chacota y placer de los sentidos.
Por aquí se toma la cosa más en serio, y se celebran fiestas como las de Válor, cuya representación escénica en plena calle, ya es una tradición muy acreditada fuera de nuestras fronteras. Pero la capital – como no podía ser de otra manera – cuna por excelencia de la malafollá más recalcitrante y pendenciera, heredera de blasones fatuos, y de una nobleza que no existe más que en los polvorientos libros de archivos impenetrables al saber. Con esa chulería que da la incultura y la falta de educación y formación, con la bravuconería de la mente adoquinada, por excelente piedra de Sierra Elvira, tan granadina y tan cercana, la capital, ay, la capital, se desgañita en la plaza del Carmen, al tremolar un cacho de trapo, que ni siquiera es el que se colgó en 1492 desde la Torre de La Vela. Pero para eso hay que estudiar historia, y los que gritan en uno u otro sentido en la puerta del Ayuntamiento, de estudios andan cortitos. Porque no se puede ser largo en conocimientos generales, si se aparece con una camisa azul, el yugo y las flechas, asida una bandera pre-constitucional, y cantando el cara a no sé donde, habiendo nacido hace veinte años, en una España democrática, con el dictador bajo una pesada losa en el Valle de “sus” Caídos, junto a José Antonio, aquél que pudo hacerle sombra, y que se encargó de no parar su fusilamiento en Alicante, para tras la victoria tener el terreno más llano. Pero esto no se lo habrá explicado nadie a éstos descerebrados, que ni vivieron la guerra, ni los motivos que nos llevaron a ella, ni saben de aquel levantamiento contra un gobierno legalmente instituido, ni siquiera de la Operación Galaxia, más cercana a nuestro tiempo, o de la entrada de Tejero en el Congreso. Estos analfabetos incultos, son marionetas, autómatas sin razón, manejados por algún nostálgico de Las Escuadras Negras y el Somatén, con economato para afectos al Régimen, y sólo viven para gritar el dos de Enero ante la casa consistorial, volviendo a invernar su letargo 364 días, agazapados en su ignorancia.

Pero lo que ya roza la locura social, lo que demuestra el deterioro social que en materia de educación sufre la población, es la actitud y la aptitud mostrada por esos modernos, progresistas de una izquierda tan descafeinada como sus neuronas, que de ser tan de izquierdas ya se autodenominan antisistema, y cuya incapacidad mental les hace llamar fascista, a un representante del ejército del tercer milenio, de un país que se deja la vida en misiones humanitarias. Un representante de un ejército que hizo una transición a la libertad, modélica – dadas las circunstancias- con insignes e históricos mandos como Gutiérrez Mellado, o Sabino Fernández Campo, a los que les debemos un homenaje de reconocimiento, y de los que yo me siento deudor eterno, por su conducta intachable camino de la libertad y la democracia. Por eso, sólo desde una mente analfabeta, sin cultivar, producto de una izquierda que ha perdido el Norte – creo que también el Sur- la educación y la cultura que históricamente la ha distinguido de la derechona rupestre, se puede llamar fascista a un representante del ejército español, de ese que precisamente, está protegiendo la vida de tantas criaturas que adoran a Alá en la actualidad, dejando su vida para propiciarles una vida mejor.

El tema de la toma, no es de izquierdas ni de derechas, es un tema de educación, de cultura, de conocimiento de la historia en general y nuestra historia local. El bochornoso espectáculo que unos pocos cabestros, de distinto signo político y social dan cada dos de Enero en la Plaza del Carmen, no es más que la flagrante constatación de que somos un pueblo en declive, cuya decadencia es infrenable y nuestro progresivo embrutecimiento, algo patente, a juzgar por los políticos que hemos elegido para que nos representen, tanto en el Gobierno como en la oposición. Nos estamos autodestruyendo, tenemos los días contados, intelectualmente, estamos protagonizando una regresión al Paleolítico. Ya escucho de fondo las trompetas del Apocalipsis... tocan un bonito Cha-Cha-Chá, y canta Paquito Rodríguez.