domingo, 20 de abril de 2008

DEFENSA ES NOMBRE DE MUJER

DEFENSA, ES NOMBRE DE MUJER

Tito Ortiz.-

Que Zapatero tiene un veedor, es algo que ya nadie debería dudar a estas alturas de la legislatura; Ahora, que la palabreja se la tengamos que explicar a los no versados, es algo que vamos a resolver al instante. Sólo tienen veedor con fe ciega, aquellos toreros de postín, y algunos empresarios, que encomiendan una labor muy difícil a sus hombres de confianza. El veedor es aquel personaje anónimo, que sabiendo más de toros que las vacas, se recorre todas las ganaderías de reses bravas españolas, para elegir, en nombre de su torero y/o de su empresa, los toros que se van a lidiar en cada feria, con la total seguridad de que no se equivoca, ni eligiendo los sobreros. Por si algún aficionado bisoño no lo ha descubierto todavía, la mayoría de los encierros que torean las figuras que comandan el escalafón, no las eligen ni los ganaderos, ni los aficionados, las seleccionan sus veedores o los de la empresa que los contrata. Ahí radica en gran parte el timo al que es sometido el aficionado de a pié que se arrima a la pared, o sea, que pasa por taquilla. Pero a lo que vamos, que Zapatero tiene un veedor y de los mejores, para elegir a sus ministros/as, y que además, suele dejar por los suelos, a todos esos santones opinadores y tertulianos de tres al cuarto, que se pasan los días haciendo quinielas adivinando l@s futor@s ministr@s, es algo claro y notorio.
De cualquier rincón de España, el presidente saca Ministr@s que jamás nadie sabía, no sólo que fueran elegibles para esa tarea, sino que existieran, por eso las sorpresas son siempre ha positivo, tirando a geniales. Y lo que nadie le podrá negar nunca a Zapatero es su valentía y la apuesta por la igualdad. Desde que el mundo es mundo, España tiene un Gobierno con mayoría femenina y además, con la ministra más joven que se pudiera sospechar, y para eso hay que ser muy valiente. Porque poner a mandar a todos unos señores generales, a una dama, es de una valentía tan insospechada, que sólo los elegidos pueden hacerlo y aceptarlo. Con el trabajito que nos está costando sacar una mujer generala. Pero aún así, nos podemos dar con un canto en los dientes. De las instituciones del Estado que mejor y más pronto se han adaptado a la democracia, esa es sin duda el ejército, con diferencia sobre las demás. Y si no, echemos un vistazo ala judicatura, cuyos escándalos en los últimos tiempos, están siendo protagonizados por jueces/zas, que no se significan por su progresía y talante democrático precisamente. Y si no, echemos una mirada a los escandalosos casos de violencia de género o pederastia, para comprobar que treinta años más tarde, la institución que mas tarda en ponerse al día es la judicial. Unas veces con sentencias muy preocupantes, y otras, con una actitud contra sistema, haciendo ralentizar el proceso, o llevándolo a un colapso, en el que se adivinan más intenciones ideológicas, que precariedad de medios. Parece ser que alguien piensa, que cuando “los suyos” no están gobernando, no tienen que rendir en su juzgado. Pero volviendo a lo que nos ocupa, Zapatero vuelve a sorprender incluso a los suyos, apostando por la mujer y su eficacia al frente de cualquier ministerio. Mantiene con honor en su cargo a la vilipendiada Magdalena, porque todo el mundo sabe, que no es culpable de los fracasos en materia de obras públicas, contratadas antes de que ella accediera al cargo, y aún así, tuvo los ovarios de ir a hacerse la foto a Cataluña en varias ocasiones, y lo que es más importante, a resolver los problemas heredados de la ineptitud de otros, sin que de su rostro se cayera la sonrisa. Magdalena repite por eficiente y discreta, que ha sabido triunfar en una cartera tradicionalmente masculina, en la que unos a otros, se han tapado los fracasos, aún siendo de distinto partido.

Pero el caso de Bibiana merece una mención de honor. El primer día que hablé con ella, no tenía móvil oficial, tampoco mesa u ordenador ante el que sentarse, y aún así, había aceptado el inmenso reto de meter por vereda la política en torno a la promoción del flamenco, dentro de la Consejería de Cultura. Jamás vi mayor entusiasmo en una mujer, para trabajar en un mundo de hombres, rancio y añejo como nuestro arte andaluz, y aceptó el reto con alegría desmesurada, con una precariedad de medios asombrosa, pero con las ganas de trabajar que no ha tenido ningún hombre que antes haya pasado por ese mismo cargo. Y de María Teresa Fernández de La Vega, que confieso es mi gran debilidad desde hace cuatro años, no se que decir que no suene a laudatorio. No conozco en democracia ni en dictadura, una Vicepresidencia de Gobierno desempeñada con mayor tino, eficacia y empaque, dándole a ese cargo una dimensión y una responsabilidad política que hasta su llegada, no se hubiera sospechado. Ella ha sido la que ha dado sentido y contenido a un cargo, que antes parecía de comparsa, y que ahora está reconocido y valorado, gracias a su entrega y efectividad.

Permítanme una maldad: Yo que hice la mili con Franco, y que además, voluntariamente seguí en la disciplina castrense durante varios años, aunque de una manera muy especializada, voy a pegarme una carcajada enorme, el primer día que a la Señora Ministra de Defensa, La Excelentísima Señora doña Carmen Chacón – que no hizo el servicio militar – todo un señor general, tenga que rendirle honores y cuadrándose ante ella, la salude y le diga que no hay novedad en la formación. Ya lo creo que hay novedad…y menuda novedad, que una mujer manda en el ejército y en la inteligencia militar, y eso hace treinta años, hubiera sido motivo de consejo de guerra y fusilamiento en el paredón ante un pelotón.
¿Hay…, o no hay novedad, mi general?. Por cierto, y las mujeres es que no ascienden a generalas?. Con la de veces que yo toque generala.