lunes, 21 de febrero de 2011

El top less diario del Informativo

EL TOP LES DIARIO DEL INFORMATIVO

Tito Ortiz.-

En esa carrera silente, sin prisa, pero sin pausa, que la televisión privada en éste país, lleva por destruir los géneros periodísticos, y convertir los programas en general, en unos cajones de sastre donde todo quepa, como un cúmulo de variedades arrevistadas, en el que poco importa la ética o el código deontológico. En esta guerra de las televisiones privadas por la audiencia, por muy honorable que sea el periodista jefe de informativos, se abre paso con diligencia, prestancia y destreza, el abominable “todo vale”, sin respetar reglas elementales nunca escritas de la profesión periodística, o dando puntapiés a libros de estilo, recomendaciones de compañeros/as ponentes en congresos profesionales, o simplemente, a lo aprendido en la facultad, que se supone nos habilita para trabajar en ésta profesión, cada vez más difusa, que admite con horrorosa pasividad, el intrusismo de autoproclamados “periodistas”, que a diario nos remueven las tripas y las conciencias, entre belenes y campanarios.

Gracias a los/as periodistas de los medios públicos, - y otras honrosas excepciones - la profesión de informar no se ha convertido ya en una ramera sin esquina, pero con Internet, donde hacer cada uno de su capa un sayo, y defender hoy una idea, y mañana la contraria, sin que se le caiga la cara de vergüenza. Todo lo contrario, cobran por ello y cifras millonarias, pues casi me da un síncope, el día que me enteré que la llamada “princesa del pueblo”, gana más en la tele de “las mama chicho”, que el mismísimo presidente del gobierno. Cuando semejante disparate se permite en éste país, es que algo va mal, bueno yo diría que rematadamente mal. Cada vez que uno de éstos descerebrados expulsados de “Gran Hermano”, se autoproclama en un plató “periodista”, me dan ganas de quemar el carnet de la Federación de Asociaciones de La Prensa de España, y dedicarme a la venta ambulante de enciclopedias impresas en papel de unos cincuenta tomos, que me parece algo con más futuro. Pero es peor observar, como aprovechándose del horario y credibilidad de los informativos públicos, basados en el trabajo bien hecho de muchos años, los informativos de telecinco y antena tres, compiten en zafiedad, incultura, sexismo, y todo en horario infantil. En los últimos tiempos, los editores de tan “competentes” informativos, no dudan en incluir señoras medio desnudas o del todo, junto con los atentados terroristas, o la última bronca en el Congreso, entre Zapatero y Rajoy. Cuesta trabajo creer como, un hasta ahora considerado compañero responsable, hablo de Pedro Piqueras, incluye en la edición que él mismo presenta, a la novia de Ronaldo durante varios días seguidos, por el sólo hecho de serlo, no porque sea noticia, sino porque la criatura es una modelo brasileña de 22 años, que desfila en top less, o de espaldas, desnuda que es más sugerente. Las componentes de un calendario de partes pudendas, o los clásicos bomberos de villaconejos, que desnudos y bajo sus mangueras, decoran los muertos en atentados islamistas del día, las revueltas en África, los fallecidos en accidentes de tráfico y el último crimen de violencia machista. Ésta es por lo visto, la última moda de unos informativos televisivos, que se van convirtiendo en una sección más de la crónica rosa, con tal de sumar audiencia, en un descarado y poco ético, “todo vale”. No lo hace mejor la jefa de informativos de Antena tres, Gloria Lomana, que salpica su edición también, con algunos senos desnudos de atractivas criaturas, tangas de moda, e insinuantes curvas, todo en pos de una flagrante frivolidad, manipulando el desnudo preferentemente femenino, como atractivo de unos informativos, que a veces son aburridos y poco trabajados.

Que un Urbaneja senil, abra campaña contra, Sara Carbonero, no deja de ser una anécdota. Triste, pero anécdota al fin y al cabo, pues todos los compañeros sabemos de ese gran talante por la igualdad, del que el vetusto periodista ha hecho gala siempre, amparando a Magis Iglesias, en masacrar una decisión adoptada por la asamblea soberana en Zaragoza, que la anterior presidenta de los periodistas españoles se pasó por las ingles. La actual, Elsa González, reacciona siempre tarde, pero como mujer, primero y presidenta de todos los periodistas españoles después, ya debería salir a la palestra, y poner orden en éste tutum revolutum, en el que las mujeres siguen siendo floreros para conseguir audiencia. A éste paso, terminaremos por desnudar a las presentadoras, prenda a prenda, conforme avancen las noticias, al más puro estilo país del Este, o estriptis de la sala Bagdad. Si el desecho social que representan los colaboradores y presentador de Sálvame, adquiere cada tarde la categoría de periodismo de actualidad, y los informativos de las dos cadenas privadas de mayor audiencia, incluyen en su edición habitual, señoras semidesnudas, o caballeros sin pelo en el pecho, por el sólo hecho de poner un pico de audiencia en sus medidores, en poco tiempo, va a ser más fácil encontrar una ganadería de reses bravas en Marte, que un/a periodista honesto/a y profesional, editando un informativo de televisión. Yo ya no sé si soy uno de los nuestros.

Ir a la oficina

IR A LA OFICINA

Tito Ortiz.-

Subió precipitadamente las escaleras, abrió la puerta y quitándose la gabardina gris perla casi blanca, estilo Colombo, gritó hasta el comedor:
 ¡Perdona Matilde, es que me he entretenido sin darme cuenta en la oficina!. Una voz femenina al otro lado del pasillo, farfulló algo ininteligible y le dijo que se calentara la cena.
Al día siguiente, como tocado por un resorte y coincidiendo con la hora del aperitivo, su voz con tono de sorpresa al recordar un olvido dijo:
 ¡ Matilde, no sabes como lo siento, pero tengo que ir urgentemente a la oficina, porque me he dejado encendido el calefactor de los pies!.
Matilde, sin oírlo, siguió viendo el único telediario en blanco y negro de, Pedro Maciá, más conocido entre las españolas de la época como “el telebombóm”, y ni siquiera contestó. Ella desconocía que “La Oficina” a la que se refería su marido, no era en la que trabajaba, sino, en la que bebía, pues se trataba de un muy acreditado bar, de original cocina – ahora se diría de autor- que regentado por una familia amabilísima, de hijos encantadores, pronto se vio truncada por el fallecimiento de la esposa, que había sido el alma máter de los fogones, con tapas tan originales como sus famosísimos “Cupidos”, que no eran más que unos filetitos de corazón de pollo, pinchados en un palillo de dientes y aliñados con las especias de los clásicos pinchitos morunos, que estaban para chuparse los dedos, y que nunca más he visto en otra taberna, a pesar que de esto hace ya cuarenta años.

La oficina se llenaba sobre todo, cuando cerraba “Calzados Salas”, que llegaba hasta la otra esquina de la calle, y que Francisco Reinoso, regentaba como eficiente encargado de don Eduardo. Era Reinoso Delegado del Colegio de Árbitros de Fútbol granadino, y la primera reunión de colegiados e informadores con su responsable, se llevaba a cabo en ésta peculiar oficina, en la que fichaban puntualmente trencillas como Montes Espigares, Olalla, Hernández Gómez, Girón Cuesta, Alba Tercedor, Ortega López y tantos inolvidables del arbitraje futbolero, que los Lunes, antes de entregar las actas del Domingo, comentaban, tanto el arbitraje del Granada en primera división, como espejo en el que había que mirarse, ante monstruos que venían a pitar a Los Cármenes, como Juan Gardeazábal, Guruceta, Franco Martínez, Ortiz de Mendíbil, o en los últimos años, una joven promesa llamada Merino González, que el tiempo se encargaría de difuminar. En la oficina se vivió el cambio de la amonestación verbal a la tarjeta amarilla, que primero fue blanca. Del vocinazo... ¡A la caseta a ducharte ! como expulsión, a la silenciosa tarjeta roja. Allí pasó la moda de la camisa blanca con el cuello por fuera y la chaquetilla negra con pantalón corto de sastre, al cómodo jersey de punto y los pantalones de deporte. De las botas cuya sujección consistía en tiras horizontales de material con puntillas en la suela, a la aparición de los tacos, del silbato de tren a los modernos pitos de bolita de corcho en el interior, hechos de plástico negro. En La Oficina, entre tinto Del Lugar y boquerones en vinagre, cambiamos la vieja maleta de madera para ir a arbitrar, por la moderna bolsa de deportes. Y al son de... tres con las que saques; o entre tres, siempre pido cinco, porque todo se pagaba por el perdedor a los chinos, se vivió en nuestra añorada oficina, la revolución y modernización del arbitraje español, a pesar de que nosotros seguíamos arbitrando sin fuerza pública, en Churriana, mientras con el partido empezado, “Caldereta” iba poniendo las redes y pintando el punto de penalti donde dios le daba a entender. En los Mondragones, sin redes y sin cal en las líneas, y sin jueces de las mismas, con lo que el fuera de banda o de fondo era una ruleta rusa. Del fuera de juego ni hablamos. En la Zubia con el lateral del campo en cuesta abajo y desnivel del 40 por ciento, y en el José Carmona, esperando que un alma caritativa trajera de la calle o del contiguo campo de siembra el balón, porque un voleón lo había sacado de las instalaciones, y no había más que ese para jugar. Reinoso, con la chaqueta abierta mostrando la corbata, y las manos aferradas a las solapas, escuchaba las batallitas de sus colegiados, ponía paz en los comentarios contradictorios, recordaba el reglamento de Escartín, y pronosticaba que el Domingo siguiente, Sánchez Cazorla saldría escoltado por la Guardia Civil del Campo de Olula, bajo una lluvia de cascotes de mármol, que es lo que se estila en aquella tierra, cuando un árbitro tiene, lo que tenía Vicente entre las piernas, y que no todos los que vestían de negro llevaban a los partidos. Al mismo tiempo, sin perder una palabra de la conversación, Pepito Peña, se jugaba la revancha con Orellana Nieto, yendo de mano, pidiendo tres y llevando blanca, Peña es un valiente, lo fue siempre. Y en la Oficina de la calle Bodegones, seguía corriendo la cerveza del tonel de madera, el tomate aliñado y las gambas a la gabardina. Si la cuenta era muy copiosa, se pagaba entre dos o tres, porque decía Cueto, que mejor tres heridos que un muerto. Ramón García el maestro de escuela, daba fe de todo y mandaba que llenaran sin perder comba. Aquella si que fue una oficina, y no lo que ahora se conoce como tal. ¡Oído cocina!... marchando una de chopitos plancha, que ha vuelto a perder a los chinos, Ortega López. Pepito, tres con las que saques.