jueves, 23 de agosto de 2012

LOS POLÍTICOS ME DAN MIEDO

LOS POLÍTICOS ME DAN MIEDO Tito Ortiz.- En muy pocos años, he pasado de verlos como los artífices del cambio democrático, a una pandilla de bandoleros, con menos escrúpulos que José María, “El Tempranillo”. De abnegados servidores de la sociedad, a chaqueteros sin catecismo ideológico, que sólo pretenden perpetuarse en el cargo, para no regresar a la vida anterior, donde tanto frío hace ahora. De impulsores del estado del bienestar protectores de los más desfavorecidos, a ultradefensores de sus propios privilegios, sin más ética que la del dinero y las prebendas. Son aquellos que con su ignorancia e ineptitud, nos han metido en la crisis, y a la hora de que todos paguemos las consecuencias, son los primeros en excluirse. La carcunda mediocre sin dios ni patria ni rey, que ha ido echando de los partidos políticos, a las personas formadas y experimentadas, con proyección, liderazgo, experiencia y honestidad, arrinconándolos en sus casas, haciéndolos invisibles a la militancia y los simpatizantes, para lograr que una caterva de analfabetos políticos y educacionales, sin formación ni educación, que escupen piedras cuando hablan, y además, no saben lo que dicen, se posicionen en la estructura del partido asumiendo el poder con ignorancia supina, y encabecen al unísono las listas, no con compañeros adecuados, sino con compinches camaradas de aventuras, aliados de la farsa y el navajazo trapero, pues todo vale en el panorama actual de los partidos, con tal de pisar el cuello al que no te ríe el chiste, y aupar hasta puestos de gran responsabilidad, a los que te tiran de la chaqueta, o te lamen esa parte anatómica, donde la espalda pierde su casto nombre. En manos de semejante gentuza estamos, y lo peor de todo es, que los hemos votado nosotros. Que los hemos contratado por cuatro años, con sueldos de lujo, chalets de lujo, coches de lujo, escoltas de lujo, y hasta en algún caso que conozco bien... amantes de lujo. Y todo ello, sin pedirles nada a cambio, sin vigilarles de cerca, sin pedirles responsabilidades. Les hemos votado en unas listas que ellos se han preparado sin consultarnos, y luego no hemos hecho el seguimiento de aquellos a los que les hemos encargado, que nos resuelvan los problemas económicos y sociales. Nunca les dimos carta blanca para que nos los crearan, y mucho menos para que recortaran nuestras libertades, redujeran nuestros sueldos, y cada día nos metieran el miedo en el cuerpo, diciéndonos que todo puede ir a peor, y sino, que en el mejor de los casos, esta situación se puede prolongar algunos años más. Estos políticos que no conocen la crisis, que siguen viviendo como antes de la hecatombe, a base de reducirnos los sueldos y las prestaciones, a quienes les hemos votado, no deben repetir. La sociedad soberana debe mandar a los actuales impresentables al paro, metiendo al sistema político en una diálisis, de tal forma que, se permita primero, recobrar a todos los políticos válidos que están depurados por sus huestes en casa, pues somos el país que antes los fagocita, tirando por la borda su capacitación y experiencia. Segundo, refrescar el panorama con los jóvenes de las juventudes de los partidos, y aquellos seniors a los que no se les ha permitido tocar bola. Tenemos que hacer borrón y cuenta nueva, para sacar a éste país de la depresión en la que estos patricios incapacitados lo han sumido, impidiendo a toda costa, que media España política esté encausada en los juzgados, por la carencia total de honestidad en muchos representantes del pueblo a los que hemos votado. Se les llena la boca de decir que están ahí porque les hemos puesto nosotros, como si eso bastara para hacer de la política, el caldo de cultivo de una nueva clase de delincuentes: Aquellos que siendo políticos, se pasan por el forro de las entretelas, su ética y honestidad, con tal de llenarse los bolsillos, traicionando la buena voluntad de quienes los votamos. Desde mi leal indignación, no olvido que dentro de éste panorama tan desolador, no debo caer en la tentación de aquello famoso de... café para todos. Hay políticos honestos de todo signo, que no matan por una foto, ni nos meten el dedo en el ojo a aquellos que un día fuimos a las urnas para contratarlos, con el fin de que nos resuelvan los problemas, y no, que nos los creen. Que tienen vocación de servicio y que se ganan con creces lo que cobran, pero desgraciadamente, empiezo a pensar y gran parte de la sociedad conmigo, que son minoría. Lo que abunda es la falta de educación y formación, el exabrupto gratuito y una nueva moda, el chantaje entre administraciones de distinto signo, cuyas consecuencias pagamos los ciudadanos. La retención de la subvención, por parte de una administración, cuando ésta lleva el destino de otra que no pertenece a su partido. De ésta forma se paran obras, e infraestructuras, ralentizando proyectos necesarios para la ciudadanía, sólo en aras de la confrontación política, sin que les importe un pito, las consecuencias que eso tiene para los ciudadanos. Pues si a ellos no les importa, a nosotros sí. Señorías: Váyanse a la mier...

martes, 21 de agosto de 2012

SOBRAN POLÍTICOS

SOBRAN POLÍTICOS Tito Ortiz.- No se entiende que un país -ejemplo para todos- como Alemania, necesite para llevar a cabo su eficacia política y económica, la mitad de los políticos que tiene España. No se entiende como los germanos son gentes formadas y de alto nivel, y los nuestros, en su mayoría, todo lo más de medio pelo, si es que no amparan los asaltos a supermercados. La corrupción política de la piel de toro, más acentuada como siempre en la derechona facistoide, pero también en la izquierda profesionalizada, que no sabe más que vivir del bote y la demagogia, al carecer de profesión y vida fuera de la actividad política, nos han convertido en tan sólo tres décadas, en una democracia joven, con todos los vicios de una vieja. Individuos sin oficio ni beneficio, que tienen que aferrarse al cargo porque de lo contrario no saben que hacer, o no tendrían que comer, han convertido la actividad política, en un... aquí vale todo; del que no se salva ni la familia real, de tal manera, que los tiempos del hermanísimo de “arfonso”, ya se han quedado hasta en un recuerdo romántico, si advertimos de lo que son capaces éstos adalides de la vagancia y la mangancia. La carencia de libertad y democracia internas en los partidos, sobre todo de izquierdas, porque a la derecha ya se le supone facha de prietas las filas, es una vergüenza inaceptable, que ha degenerado hasta la muerte, aquel discurso hermoso de la transición, en el que se advertía que la divergencia política, el contraste de pareceres, los matices distintos, lo único que hacían era enriquecer el patrimonio político y democrático de los partidos. Pues bien. Eso ha quedado en agua de borrajas, hasta tal punto, de que sin distinción de anagrama, en los partidos ahora mismo lo que impera es aquel viejo axioma de... El que no está conmigo, está contra mí. Y son manifiestas las vendettas, con navajazos a traición por los pasillos de las sedes, que culminan con las pantomimas y farsas más decabelladas, en las que se han convertido los congresos, a los que ya no se asiste para ver que ocurre, sino que se sueltan unos discursos preparados, porque los resultados ya están amañados desde días antes, las listas cerradas a cal y canto, y los pagos de favores resueltos. La transparencia política de los congresos de nuestros partidos, es comparable a su financiación, un hecho translúcido, como una ciénaga cavernaria, donde nuestros políticos se bañan, con el placer de una Cleopatra en leche de burra. Hemos sobredimensionado la libertad, la democracia, la igualdad y la maldad, para cada cuatro años, meter en plantilla con grandes sueldos que no se rebajan, a una caterva de impresentables, sin oficio ni beneficio, a los que hemos convertido en profesionales del gorroneo y la petulancia. Sinvergüenzas que deberían protegernos de la crisis, y no meternos en ella. Acéfalos minestriles de la incompetencia, incapaces de reconocer su necedad, que nos llevan cada vez con mayor prisa, a la pérdida de libertad, democracia y bienestar social alcanzados, para paulatinamente y sin remedio, abocarnos a la pobreza, la indigencia política, el descreimiento, la desesperanza, y el abatimiento psicológico. Con su comportamiento, nos están empujando al filo de las cataratas, para que nosotros solitos demos el último salto al vacío. La única solución a los problemas en los que nos han metido, es atacar a la sociedad que los pusimos en sus escaños, con el fin de amedrentarnos, y en pisándonos el cuello con la presión justa para no fallecer, sólo permitirnos respirar, para que trabajemos y con nuestro sacrificio – no el suyo – los saquemos del atolladero, no como nosotros quisiéramos, sino, como mandan ellos. Los votamos, ese fue nuestro error, y quieren acabar con nosotros, para vivir en los mundos de yupi, sin pueblo al que rendir cuentas. Sólo nos necesitan y oyen el día de las elecciones. A partir de ahí, se consideran con carta blanca para vivir excelentemente a nuestra costa, y cuando no puedan llevar el tren de vida elegido, recortarnos el sueldo y la vida, para poder mantener su tren. Además se multiplican como las plagas, porque a la cifra dislocada con respecto a otros países más grandes y eficaces que nosotros, ellos añaden cargos de confianza a dedo, liberados sindicales, asesores, peritos en mil cosas tan faltos de preparación, que una vez, un taxista, fue el máximo responsable de la empresa autonómica del suelo, director general de la Guardia Civil uno que no tenía el graduado escolar, ministro de interior un electricista, pero todo se hizo en aras de la democracia, porque la democracia nos hace a todos iguales. Pero es que no lo somos. Un hombre, un voto, pero no somos iguales. No entra en cabeza humana, que el vicepresidente de la Junta, pueda pertenecer al mismo partido, o sindicato que asalta Mercadona, empujando de malos modos a las empleadas, con un tinte machista, violento y soez, impropio de quienes dicen robar para dárselo a los pobres. Haciendo de la militancia política y sindical, un ejercicio impropio de un país europeo, culto y democrático. Ejercicios como ese, son muestra de la falta de formación, educación y convicciones democráticas, de los propios militantes de izquierdas, que al carecer de esa imprescindible formación, se convierten en harapos de la incongruencia, fáciles de confundir en sus acciones, con hordas fascistas, de triste recuerdo para éste país. Cuando la plebe carece de formación, es fácil que aún creyéndose ellos mismos que son de izquierdas, su comportamiento y lenguaje sea de derechas, eso es lo que le ocurre por ejemplo, al del pañuelo palestino, que se cree más líder de masas, cuanto menos se ducha. Un esperpento patrio, de la manera de hacer política en otro siglo, pero no en éste.

domingo, 12 de agosto de 2012

UNA BARCA CON VISERA

LA BARCA CON VISERA Tito Ortiz.- La barca que lleva el pescador, se llama como tú... Dolores. Así lo cantaba hace ya más años de los que me gustaría recordar, Pedrito Rico. Un levantino, actor y cantante, que llegó a ser una gran estrella, aquí y en Hispanoamérica. Lo del manejo de la barca, de infausto recuerdo eurovisivo, al igual que la mancha de una mora, con otra verde se quita. Por eso nadie chalaneó mejor con una barca, que mi vecino del Albayzín, Manolo Benítez, aquel de... dos acacias y mi madre en el balcón. Llegado el momento, Manolo decía: La barca, con sólo decir la barca, huele a marisma la boca y sabe a sal la palabra. La barca te permite adentrarte en la mar océana, pero además, aún en soledad, ir acompañado de la persona a quien más amas. La barca lleva en un costado a proa, el nombre de tus sueños, o sea; “Carmen, te quiero”. “Mis niños”. “Estrella del Horizonte”. “Josefina”. “Mari Luz”. Ver las barcas varadas en la arena, y leer sus matrículas de amor, es un bálsamo para el alma, un retornar a la fe en el ser humano. Los pescadores ponen a sus barcas, el nombre de sus amores, el de sus hijos, el de la madre que ya no está, es como si en la soledad de la faena, o en el peligro de la tormenta, el pescador necesitara de la compañía de aquel ser al que adora, y en no teniéndolo a su lado, se conformara con asomarse por la borda, y leer su nombre pintado, con amor al fuego. “Mi Encarni y Luisito”, reza una barca en Garrucha. “Virgen de La Victoria”, en la Malagueta. “Mi Juani y yo”, otra en las tres erres de Motril, y así por todo el litoral, los pescadores confiesan en el costado de sus barcas, esos suspiros de amor que se lanzan durante noches de mar bravía, cuando el recuerdo de los tuyos te atenaza la garganta, y apenas te queda aliento para tirar de la red y echarte un cante por jaberas, que desde el ombligo de la mar, vuele hasta el dormitorio de quién te espera en tierra. Los pescadores andaluces, aún haciéndose a la mar en solitario, siempre van acompañados de los suyos, pintados en el costado del barco. La frase será más poética, cuanto más se esfuerce el marengo. A veces un lacónico, “Te Quiero”, con titanlux en la madera erosionada por la sal, rasga el oleaje en la tormenta, brillando a intervalos periódicos que marcan los rayos y relámpagos. A quién quiera el pescador... eso ya es asunto suyo. Lo importante es que su soledad no es absoluta, sino que está acompañada por el nombre de su estrella polar, de su norte y de su guía, en el costillar de su nave. Los marineros entablan a lo largo de su vida, una relación estrecha e inmaterial con su barca, por eso le tatúan para siempre, el nombre de quién falta. En ese instante supremo en el que la faena, sumida en la soledad del alba, te atiborra la mente de recuerdos de las personas que significan algo en tu alma. Marineros y pescadores tienen mucho en común con los camioneros. Unos en la mar y otros en la tierra, identifican sus naves, flotantes o sobre ruedas de la misma manera. La visera de los camiones, es un ejemplo claro de que pescadores y camioneros hablan el mismo idioma y sienten lo mismo. No hay más que pararse en una curva y verlos venir. “Mi Manoli y yo”. Mís niños”. “Mi Joaquín y mi Yurena”. “La Yoli es mía”, “Pepe, Pepita y Pepín”. Los camioneros, ponen con letras de molde en el cristal de sus parabrisas, los nombres de las personas queridas, de tal guisa, que los preceden en ruta, como mascarón de proa en el viaje terrestre. Un camionero que en su cabina no lleve un almanaque con una señora desnuda, la radio en emisora de palabra, la cassette del Fary, y el nombre de su mujer o sus hijos en la visera, no es un camionero. Podrá ir conduciendo un camión, yo no lo niego, pero no es un camionero. Que sería de las emisoras sin los discos dedicados a los camioneros o sus familias, con sus mensajes telegráficos: Para Jacinta en el día de su onomástica, de su Paco, que tanto la quiere, y que siente estar en ruta por Francia. Pues el Paco lleva en la visera, a su Jacinta para no olvidarla. “Mí Jacin y mis churumbeles”, reza el frontal del camión, como una tarjeta de quién anuncia su visita, rompiendo el viento con sus letras. Es como la antesala de la flecha enamorada, que se clava en el tronco, justo en el sitio donde dos corazones, en la corteza se taladran. Ya sean kilómetros de asfalto o infinitas marejadas, manejadas por la Luna también enamorada, pescadores y camioneros, llevan desde Juan de Guntenberg, a sus seres queridos, como bandera o matrícula de su alma. Un atunero, o un palangranero, da lo mismo, trasmallo, marisqueo, con nasa de nécora o de camarón, lo importante es su advocación: “Mi vida por mi Carmela”, “Mi Isidro y Mi perro”, “Que dios te bendiga”. Esto es lo importante, lo pintado a mano en la madera, o lo pegado a fuego en la visera. “Virgen del Mar”, suena a sanatorio. PGC, a suelta el alijo que te endiño. Da lo mismo que sea un viejo Pegaso, que un catorce ejes articulado, lo que de verdad importa es lo que se lea sobre el frontal del parabrisas a modo de visera. “Mamá, no tardo”, dice el que conduce un camión frigorífico que lleva atunes a Japón, y el acongojado que pintó en el cristal...¡Dios siempre conmigo!... y San Cristóbal, también. Por si acaso.