miércoles, 25 de marzo de 2009

ENLAZADOS

ENLAZADOS

Tito Ortiz.-

Si algo distingue – los últimos cinco siglos - a la iglesia instituida en sus relaciones con los cofrades, es el desprecio más absoluto, el trato displicente, la dirección espiritual a regañadientes, cuando no, la guerra abierta a la hermandad, a pesar de ser las únicas asociaciones que le quedan a los cristianos, con cierto nivel de militancia. Claro, que este panorama tiene sus excepciones, pero son eso, excepciones; Porque abundan mas los desencuentros entre las hermandades y sus consiliarios, el trato desabrido de la autoridad eclesiástica, para con sus cofrades, costaleros y camareras, cuando no el hostigamiento, la persecución, o la suspensión addivinis, porque no te sometes a sus caprichos, o porque no pueden comprender, - su cabeza no suele dar para mas - que una criatura sea cristiana y de izquierdas. Todos comprendemos la diferencia abismal entre la madre Teresa de Calcuta y Monseñor Escrivá de Balaguer, pero Joseph Ratzinger y sus acólitos no. Hay muchas iglesias dentro de la del Papa de Roma, pero ellos no las quieren ver, y a la orden de ¡prietas las filas!, pretenden que los habitualmente ningüneados, formen en escuadra de tres en fondo, y enarbolando los mástiles de “muerte al infiel”, se conviertan en capirotes enlazados, obedientes a sus dictados políticos, que no religiosos. El PP toca arrebato entre sus huestes asotanadas, y éstos, empuñando la cruz justiciera se ponen al frente de las turbas penitenciales, contra el aborto y quién haga falta. Faltaría más.

Se necesita tenerla de cemento armado, para aprovecharse de las almas cándidas, que durante cientos de años han sido desatendidos espiritualmente, y vistos como bichos raros en el seno de la iglesia instituida, y ahora, requerir su apoyo, incluso mancillando el sagrado hábito penitencial con un lazo, a la voz de ¡Vamos a endiñarles a los socialistas!. No se puede tener el rostro tan duro, y pretender seguir pareciendo normal a los ojos de Dios, su Dios y el de los hombres. ¿Hasta cuando ésta iglesia de millones de almas puras, que creemos en Jesucristo, va a seguir manejada por cuatro artistas con pasaporte diplomático del Vaticano.? Lo que están haciendo con nosotros no tiene nombre, y alguna vez habrá que decir ¡Basta! Y con el látigo en la mano, echar otra vez a los mercaderes del Templo.

Lo mismo que jamás pensé, que mis pobres ojos albaycineros verían construir por tercera vez, el auditorio Manuel de Falla, nunca mi mente se permitió la licencia de sospechar, que la autoridad eclesiástica, recurriera a quienes considera advenedizos, hijos postizos, equivocados de la razón, almas descarriadas, fuera de todo camino en dirección a dios, y tragándose su orgullo, pero sobre todo lo que más le sobra, la soberbia, pidiera –ahora si- considerándolos de los suyos por pura y descarada conveniencia, que se pongan un lazo, para al mas puro estilo farandulero, servir a la causa de dios ¿Qué Dios?. Poniendo un lazo a centenares de criaturas en su inmaculado hábito, dan al traste con las comisiones de arte y ornato, dependientes de las curias, agrupaciones de hermandades, cabildos y demás estructuras oficiales, que arremeten contra todo lo que consideran ajeno a la noble compostura, la estética vaticana, y los dictados artesanales que a ellos les vienen bien, según conveniencia del momento. Que no dudan en prohibir ornatos, aditamentos, apliques y demás iniciativas, que puedan contravenir un código nunca escrito, y que penden de su arbitrariedad, según les convenga, y dependiendo de la hermandad que se trate, y como les caiga de simpática, en definitiva, de cómo se llene el cepillo correspondiente. Para ello no hay más que preguntar el criterio de coronación de vírgenes, tan en boga últimamente, o la facilidad, o no, de encontrar una iglesia donde celebrar cultos, trasladar imágenes, o llevar a cabo montajes de salida. La iglesia instituida en estos casos, siempre es imparcial, al mejor postor. Y tengo datos y ejemplos, para aburrir a quienes me los pidan. Mi capacidad de asombro con respecto a la institución, hace años que la perdí. Yo me considero militante de la iglesia católica, creo en Jesucristo, pero me cuesta aceptar que su organización, haya derivado por sendas que van contra la razón, y que son capaces de lo mejor y lo peor del ser humano. Porque esta iglesia es la del Padre Damián con una vida en favor de los leprosos, pero también es la que albergó el nacimiento de ETA, la que no admite a la mujer en el sacerdocio, la que piensa que usar el preservativo es pecado. Cada día estoy mas convencido, que los “príncipes” de esta iglesia, no se han leído los evangelios, ni siquiera, los hechos de los apóstoles. Que Dios nos coja confesados, y nos libre de nuestra propia iglesia. Amén.