lunes, 28 de octubre de 2013

FASCISTAS Y MISÓGINOS

FASCISTAS Y MISÓGINOS Tito Ortiz.- Éstos chicos repeinados y engominados del pepé, tienen de demócratas, lo que yo de líder de la UGT en Granada, y claro, al final como la cabra tira al monte, por mucho que la mona se vista de seda... mona se queda. Dice el monopausado del portavoz peperiano en Andalucía, que los alcaldes de su partido tienen derecho a manifestarse detrás de una pancarta. Y yo le doy la razón. Pero a continuación se la quito, porque esa versión no se corresponde con los hechos, ni se ajusta a la verdad. Los cabestros que el pasado Sábado, abordaron a la presidenta de Andalucía, obstaculizando el paso de su vehículo oficial y golpeándolo, mientras vociferaban al más puro estilo de la kaleborroka, con anterioridad a esos hechos, con premeditación, alevosía, correajes relucientes y botas acharoladas, habían conseguido averiguar el hotel donde se hospedaba la presidenta de todos los andaluces. No contentos con eso, entraron a recepción para preguntar por el número de la habitación que ocupaba, y al no obtener respuesta, se apostaron en la salida de vehículos, para llevar a cabo el acto más vergonzante de la democracia española en Andalucía. El espectáculo bochornoso que éstos militantes de elite del pepé han ofrecido al mundo, descubre la auténtica cara y el talante político de éste partido, que en su día engulló a toda la extrema derecha nostálgica, y bajo su manto, les ofrece una fina capa de barniz democrático, pero cuando se araña sólo un poquito, esa cascarilla deja ver a las claras, la auténtica catadura moral de ésta gentuza, que aprovechándose de la democracia para alcanzar bienes y prebendas, a poco que se les deja de la mano, muestran su auténtica faz, la misma que llevaban aquellos que en Agosto de 1936, fueron a sacar por la fuerza, de casa de Los Rosales, a Federico García Lorca. Éstos alcaldes del pepé, han actuado como las escuadras negras, y en un rasgo de valentía que los retrata, han llevado a cabo la acción más repudiable con la primera mujer presidenta de la Junta. ¿Es casualidad que no la hayan hecho antes, cuando el presidente era hombre?. Los fachas uno a uno no son capaces de nada, pero en horda vociferante, y con la ayuda de algún estímulo, forman las escuadras de tres en fondo, y se van a por el objetivo, que si es mujer y sólo con una escolta mínima, se convierte en una presa apetecible para sus insanas intenciones. Alguno de éstos alcaldes desalmados del partido peperiano, estoy seguro que rozaron el orgasmo, al llevar a cabo tamaña felonía, y sus descerebramiento es tal, que hasta presumieron del susto que le habían dado nada menos que a su presidenta, mientras chatearon en el bar, donde recalaron después de su aberrante hazaña, pavoneándose del éxito televisivo de tan innoble acción. Conociendo la doctrina interna de éste partido ademocrático, - en Andalucía muy especialmente, - donde desde hace tiempo campa a sus anchas como pollo sin cabeza, no es de extrañar que la próxima acción de éste comando incontrolado de alcaldes peperianos, pueda acometer empresas mucho peores, que hagan buena, la tristemente sucedida el fin de semana en la ciudad de Málaga. Me temo que esto no ha hecho más que empezar, porque el seno del partido popular en Andalucía, lejos de repudiar ésta acción y llamar a la educación a sus alcaldes, ha optado a través de su portavoz, por aquello de... ¡Mantenella y no enmedalla!. Y de ésta forma, se acaba de dar patente de corzo, a todo aquel que considere moneda de uso corriente, acosar a la presidenta andaluza a la salida de los hoteles, obstaculizando su coche oficial, y golpeando los cristales, entre gritos, amenazas o grandes risotadas, cuando por fin el coche logró avanzar unos metros y dejarlos atrás, a los borregos peperianos, digo, que haciendo caso a su ideólogo de cabecera – tan descerebrado como ellos o más - han mostrado su verdadera cara a todo un país. Ésta es la escuela de alto standing a la que han ido, para hacerse políticos demócratas y dialogantes, los alcaldes peperianos andaluces. Éste es el ejemplo que le han dado a todos los vecinos que los han votado, como manera de resolver los conflictos entre administraciones públicas. Éste es el comportamiento que deben adoptar sus vecinos, cuando tengan algo que resolver con sus alcaldes. Éste es el “tufillo de libertad y democracia” que van dejando a sus paso estos alcaldes peperianos y andaluces, para vergüenza de ésta comunidad a la que pertenezco, de una bandera blanca y verde que nunca han aceptado, y de un himno que tildan de rojo, porque su ignorancia les impide saber que se trata de una oración a dios adaptada. Ésta es la derechona analfabeta del pepé andaluz que pretende ser alternativa de gobierno, y ésta la mejor forma de conseguir los votos de todos los andaluces. Mariano, hace falta que bajes por Andalucía y ordenes “prietas las filas”, porque esto se te está yendo de las manos, y a saber, si es que ya es irrecuperable. Desde luego, si quieres revivir al muerto, ni se te ocurra mandar a Arenas, eso es un cadáver político, que tu sabrás que vas ha hacer con el.

domingo, 20 de octubre de 2013

ASÍ ES MÍ GRANADA

ASÍ ES MÍ GRANADA Tito Ortiz.- Al pie de Sierra Nevada, al pie del viejo Albayzín, se halla sentada Granada la de belleza sin fin. La que todavía conserva la costumbre de ir al campo a coger collejas, para hacer una de las tortillas más exquisitas de la gastronomía mundial, y más desconocida, saliendo de nuestras provincianas fronteras. La tortilla de collejas granaina, digna de la carta más exigente, como la de “elBulli”, es sólo un plato al alcance de paladares finos, que a su exigencia culinaria, añaden, una sabiduría del campo y nuestro entorno, digna de la mejor enciclopedia antropológica. Es ésta una comida de mentes, que en teoría podrían estar abiertas a todo tipo de dioses, pero que para mayor contradicción, se aferran religiosamente al monoteísmo, pese a no comprender, por qué dios es uno y trino. O a compatibilizar sin sobresalto, que en considerándose cristianos, la devoción por la virgen patrona de la ciudad, traspasa cualquier intento de ateísmo, pues bien es sabido, que mi compadre, no quiere saber nada de dios, pero se confiesa un fervoroso admirador de la virgen de las Angustias, la que habita en La Carrera, aquella que se abarrotó mientras se casaba Gelu, la que consuela a los granadinos aliviándoles las penas. Esas que en mi niñez se expresaban con un brazalete negro en la manga, cuando un familiar querido había muerto, o más modernamente, con un botón forrado en negro, sujeto al ojal de la solapa, mientras las mujeres vestidas de catafalco y azabache, prohibían en casa la audición de la radio, o la visión del televisor, al que se le colocaba la funda gris de franela, durante un año o dos, según la pena acordada por los dolientes. Granada, Granada mía, la de hermosura repleta, luna y sol de Andalucía. Granada, Granada mía, al llegar el mes de abril, flores hay en tus vergeles, olorosos los claveles de la vega del Motril. Como aquellos que arrojaban las muchachas desde las carrozas, que componían la batalla de flores que ésta ciudad perdió como anuncio de la primavera, como dejó perder los versos al aire de sus poetas, que anunciaban con amor en los juegos florales, la inminente irrupción de la primavera, en ésta ciudad alhambreña que olía a, azucarillo en la placeta de los Aljibes, a barquillos de canela en el Zacatín, o a barretas en Bibrrambla. Galán de noche sobre las tapias blancas, en Cármenes de verde agua y el Sacromonte cañí, con sus cantares y zambras, son la ilusión y el vivir, ante un brasero de cisco y picón, en el que envueltos en papel de estraza, se están asando los boniatos a fuego lento, mientras la abuela en la cocina, prepara un dulce de calabaza, con la que ha sobrado de echarle a las lentejas. La calabaza, esas cucurbitáceas que ya se cultivaban en la Sudamérica prehispánica, y que ahora han desaparecido de la cocina, donde incluso se ha olvidado aquella receta de calabaza con ajos y pimentón, plato sólo al alcance de sibaritas y similares sin graduación. Ahora las calabazas, solo aparecen en los medios cuando un agricultor vocacional, la deja crecer en su huerto, hasta que alcanza dimensiones y peso de récord guinness. En mis tiempos, como ocurría con el perejil, ninguna ama de casa salía del mercado, sin llevar en su cesto de esparto, una buena tajada de calabaza. Yo desde aquí, reivindico los alimentos humildes de mi infancia, que tanto bien nos harían en ésta época de crisis y peones subsidiados. Las meriendas de pan y chocolate, los postres de carne de membrillo, las cenas de pan con aceite o azúcar, o las comidas invernales con perdices, esas perdices que nada tienen que ver con un pájaro que vuela. Me refiero a esas perdices que la señora de gran volumen y mandilón gris a rayas, pregonaba sin descanso en los Almireceros, en un triángulo “bermudo” que formaban las Bodegas Castañeda, La Alegría y Espadafor de la placeta de la Sillería. Unas enormes patatas asadas, que al abrirlas dejaban exhalar un vaho, que recibía de inmediato una fina lluvia de sal y pimienta, bocado extraordinario en día de fiesta, como aquel famoso requeté del “Cisco y Tierra”, a la otra esquina de la Casa de Socorro. Bocadillos del Aliatar, Espumosos de La Carrera, ensaladilla rusa del Jandilla, junto al Corral del Carbón, sopa sevillana de Juan Luís Álvarez, Gazpacho del Mesón en la placeta de Gamboa, y yo, con las katiuskas pisando charcos, a la espera del coscorrón de mi madre. Ay mi Granada, Granada mora y sultana, la que admira el mundo entero, ¡Ay, mi granada gitana, eres tú lo que más quiero!. Te quiero más que un abrigo Duralan comprado en Moisés, más que una chaqueta en Lirola, que unos zapatos en Segarra, que un traje de comunión en Almacenes Los Muñecos, que una camisa en El Sol, que un traje en Castilla, que unos calcetines en El Aguila, o unos botones en La Chilena. Que un libro en Almendros o, un bolígrafo en Costales. Te quiero más que un Kelvinator en Molinero Radio, o una Isocarro en Baquero Motor, más que la Velosolex de mi padre, o los pantalones de La Santa Cruz, más que la Hoja del Lunes, que las almencinas y las majoletas con canuto de caña, para castigar nucas despejadas. Te quiero más... que al cartucho dominguero de almendras garrapiñadas. He dicho.

lunes, 30 de septiembre de 2013

TIEMPOS MODERNOS

TIEMPOS MODERNOS Tito Ortiz.- La última vez que estuve en el cine, la película era en blanco y negro, no se oía una torta, y bajo la pantalla, había un menesteroso pianista con manguitos y visera, que amenizaba la función. Estaba en La Gran Vía y se llamaba “Coliseo Olympia”. Así que el otro día decidí que ya había pasado mucho tiempo, y me armé de valor. Para empezar, advertí que los cines habían desaparecido de la ciudad, y que ahora se concentran en multisalas. Que las carteleras de la calle Jesús y María, esquina a San Matías, habían desaparecido. Que los acomodadores son ya parte de la historia, lo cual me pareció una injusticia, porque hubo en ésta ciudad acomodadores de cine famosos, como por ejemplo “El Caragato”, que durante el día ofrecía sus servicios de dependiente malafollá, en el “frangollo” de la calle Elvira esquina a Cárcel Baja, y durante la tarde noche te acercaba con su linterna de petaca a tu asiento, mientras algún chusco le recordaba su mote, aprovechando la oscuridad de la sala, y éste se acordaba de toda su generación entera. Que ya no se divide entre patio de butacas o gallinero, y mucho menos, paraíso, y que curándose en salud, el volumen de la banda sonora, está ampliamente cubierto para discapacitados auditivos, de tal guisa, que a la empresa le importa un rábano que la mayoría de los mortales que van al cine oigan bien. Ellos ponen el nivel de la película, para que sea escuchada por los sordos sin remisión, se ahorran posibles quejas de los hipoacústicos, y se llevan comisión en sgae, porque nada más salir de ver la película, tu tienes que ir a que te revisen el oído, porque hora y media de proyección, te ha dejado los tímpanos, como al artillero encargado de disparar el cañón, durante la Gran Guerra. Pero no sólo eso me sorprendió de los modernos cines, cuyo aforo es mucho más reducido. Ahora, entre cambio de rollo de la película no aparece aquella vetusta invitación de... visite nuestro selecto ambigú. Ya no hay ceniceros en los respaldos de las butacas, que por cierto, son más cómodas e incluyen unos habitáculos para poner los vasos, algo impensable cuando yo iba al cine. Los del piso superior no te echan las cáscaras de pipas en la nuca, porque ya no existe es altura. La fila de los mancos es ahora de los tumbados, sobre todo, porque con estos de las tres dimensiones, y el sonido atronador y supersónico, si la película es de tiros, es mejor que éstos te pasen por arriba, no vaya a ser que con ésta manía de llevar la realidad al cine, te peguen un tiro en mal sitio. Pero lo que de verdad me dejó de piedra, fue comprobar como la gente se compra una entrada de cine, que barata, lo que se dice barata, no es, y se dedica a no ver la película. Así, como lo están leyendo, que no hay que pensar mal, pero si hay que recapacitar sobre lo que las nuevas tecnologías están haciendo con nuestra juventud. Como si de una fuente luminosa se tratara, que estuviera programada para encenderse por etapas y sectores, quedé boquiabierto cuando comencé a divisar en la oscuridad, con la película en marcha, las pantallas encendidas de teléfonos móviles de alta tecnología y su luz blanquecina reflejada en los dedos de sus propietarios/as, que a la velocidad del rayo escribían en el diminuto teclado. He preguntado a mis hijos, y me han puesto al día. Me han dicho que aquellos movimientos ultrarápidos pisando las teclas del abecedario, es que mandaban un whatsapp, que estaban “güasapeando”, vamos que hablaban con otra, o varias personas, mientras estaban en la sala sin prestar atención a la película. Una vez observado el fenómeno, con su variedad de pantallas encendidas y apagadas por sectores, de manera intermitente y aleatoria, quedé perplejo, pero conforme avanzaba la película y el fenómeno no remitía, me fui poniendo de muy mal humor, porque a veces la luz de los potentes móviles me cegaba, dependiendo de la cercanía del, o la “güasapeadora”. Antes cuando la gente de mí generación iba al cine, era para estar en silencio, concentrado en la historia y disfrutarla, para saborear el séptimo arte hasta el último fotograma. Ahora, por lo visto, la gente va al cine para no enterarse de la película, y seguir enganchados a los móviles como si estuvieran en casa o en el parque. Entonces, ¿Para qué desperdiciar el dinero de unas entradas, en no saber que pasa por la pantalla, y a ese volumen?. Es muy curioso. Cuanto más se esfuerza la técnica por ofrecernos mejor calidad en lo proyectado, no sólo con alta definición, sino con tres o cuatro dimensiones – gafas incluidas – olores, temblores, colores y reventón de orejas, en pantallas enormes, los nuevos espectadores, menos atención prestan a lo que ocurre en la sala. Están en el cine, con el mismo entusiasmo de aquella mujer, que haciendo el amor con su marido, en el momento del éxtasis, -masculino, claro-, dijo sin poder reprimirse: Pepe, el techo necesita una mano de pintura, así que vete a por el cubo y la escalera.

jueves, 19 de septiembre de 2013

CALLES CON OFICIO

CALLES CON OFICIO Tito Ortiz.- Allá donde se asentaron los menesterosos operarios, coincidieron en vivir y laborar. Y a ser posible, todos juntos. Por eso, calles, cuestas, callejones, plazas, placetas, barrios, arrabales, quintas, huertas y cercados, llevaron desde hace siglos, el nombre de quienes moraban y laboraban en cada lugar. Las calles, como las hermandades, siempre tuvieron el nombre de los gremios que las vieron nacer a lo largo de los siglos. La cuesta de Gomérez, fue durante más de una centuria, el lugar de los maestros constructores de guitarras, bandurrias y castañuelas. En Granada existió una hermandad de penitencia y sangre en el siglo dieciséis, llamada de los sombrereros, porque ese gremio del noble oficio de tapar cabezas, costeó siempre los entierros y misas de ánimas de sus compañeros fallecidos. Preparar tocados para las testas, no sólo dio también el nombre a la calle donde se asentaban los talleres, como por ejemplo, Sombrerería, sino, incluso a barrios, como el llamado de Los Alfareros, por los talleres que se dedicaban a realizar los útiles de barro para el hogar y la labranza. La calle Monterería, es donde se fabricaban las monteras, que tiempos después quedaron reducidas a la vestimenta taurina. Lo mismo que la Calderería, tanto La Vieja como La Nueva que dan acceso al Albayzín, fueron las dos arterias donde se asentaron, los caldereros, insignes artesanos del cobre y el latón, especializados como su propio nombre indica, en la realización de todo tipo de calderos y calderas, incluidas – según algunos – las del mismísimo Pedro Gotero. En pleno barrio árabe de la Alcaicería granadina, aún se conserva la Placeta de las Sedas, lugar donde hace ya muchos siglos, no sólo se tejía la seda procedente de la crisálida, sino que además, se procedía a su tinte, en la cercana calle del mismo nombre. No lejos encontramos la Placeta de Los Alpargateros, lugar donde se concentraban los artesanos que realizaban el calzado del pueblo llano, que no hay que confundir con la de Zapateros, que como su propio nombre indica, trabajaban la piel y revestían los pies de las clases más acomodadas. La calle y placeta de la Pescadería, albergaba a las gentes que subiendo el pescado de la costa, subastaban las especies y vendían al detall en las cercanas atarazanas, junto a los cordeleros y toneleros. La calle de La Sillería, estaba repleta de establecimientos donde se fabricaban eso precisamente, sillas de todas clases. Sillas vulgares, plebeyas, o nobles y señoriales, dependiendo de su madera y revestimiento en la calle de los tapiceros. La calle de Cerrajeros, contaba entre sus vecinos, los talleres de aquellos que más sabían de llaves y candados. Y la de Tundidores, para igualar y rasar dejando las superficies planas y a nivel. Al igual que el callejón de los Yeseros y su cercana cuesta, responden al lugar donde se extraía de los muros el preciado material y a pie de calle se vendía al peso y en sacos. La del Zenete, junto a la muralla del Albayzín, recibe su nombre de los aguerridos zenetes, que vinieron de África, y se especializaron en la defensa de la ciudad, viviendo en el mismo lugar donde guerreaban. La Ronda de los Panaderos, es la calle que une la capital con la carretera de Alfacar, el pueblo de los panaderos por excelencia. El callejón de Las Monjas, recibió su nombre a base de verlas pasar camino del convento. Cementerio de Santa Escolástica, daba acceso a eso precisamente, al cementerio de la parroquia realejeña. La Plaza de Las Flores, hoy de Las Pasiegas, recibía su nombre porque allí se vendían las flores que años más tarde pasaron a la de Bibrrambla. El callejón del Hospicio, no hay que decir donde desembocaba, ¿No?. Y lo que se fabricaba en la Casa de La Lona, tampoco... ¿no?. Al final todo es más sencillo de lo que parece, porque ponerle en la Alhambra a una placeta: de Los Aljibes, no fue otra cosa que reconocer lo que se ocultaba bajo los pies. El habitáculo hídrico más grande del recinto amurallado, en la Colina Roja, que por cierto fue bautizada así por el color de su tierra. Una obviedad como la copa de un pino. Noble oficio de llanto es el de un triste, y si son varios, mejor, y si plañen juntos, tras un féretro, el súmmum. ¿Dónde estamos? Pues en el Paseo de Los Tristes, Carrera del Darro arriba, a los pies de la Alhambra, camino de La Cuesta de Los Chinos, único acceso entonces al Cementerio de la ciudad, y lugar por tanto de peregrinaciones lamentosas, junto a los finados encaminados a la última morada. Sabido es que a San Jerónimo, se le representa siempre junto a una calavera y algunos huesos, tal vez por eso, la calle donde siempre se ubicaron las funerarias granadinas es precisamente la que lleva el nombre de éste venerable santo. Y los marmolistas especializados en lápidas, en los aledaños del campo santo, para no tener que transportar tan pesado material en largas caminatas. Derribada la mezquita capitalina para construir la Catedral, y la Capilla Real, pronto surgió un zoco al paso de los peregrinos, de ahí que la propia entrada a los sepulcros se haga por la antigua Lonja granatensis y, dada la gran oferta de artículos al paso de los fieles, la calle quedó inmortalizada como la de los Oficios. Tantos, que incluso albergó durante decenios, una escuela de periodistas llamada, Patria.

domingo, 8 de septiembre de 2013

TODA ESPERANZA SERÁ POCA

TODA ESPERANZA, SERÁ POCA Tito Ortiz.- Sabed criaturas del averno, que nunca os temí. Que siempre fui consciente de vuestra maldad, y que por ser - en otros tiempos - uno de los vuestros, os conozco mejor que vosotros asimismos. Sé quienes sois, de donde venís, cual es vuestro triste bagaje, y cuán grande es vuestra ambición, al igual que vuestra ignorancia. Vuestra falta de ética es tan enorme, como el deseo de enriqueceros en el menor tiempo posible. Carecéis de vocación de servicio a los demás. Lo vuestro es puro teatro, una realidad fingida que sólo dura la campaña, para después, hacer de vuestra capa un sayo, y en utilizando los votos de unos incautos por un lado, e inopes por otro, campar a vuestras anchas en beneficio propio o de los vuestros, olvidando los motivos por los que pedisteis el voto y, la esperanza que pusieron en vosotros, almas cándidas que todavía creen en que el ser humano es recuperable. Allá ellos. Creer en cuentos de hadas es voluntario, pero lo que está pasando en éste país de mangantes, en cuyos bolsillos, - si rebuscamos - encontraremos un acta de parlamentario o, en su defecto, de concejal, incluso lo que es peor y se ha convertido en la plaga maligna de la democracia: Un “cargo de confianza”, que es la argucia que se inventaron los políticos, para poner en el sitio deseado de los sobres, a personas que no hubieran accedido a cargo público tras formar parte de unas listas electorales, que por cierto, deberían ser abiertas. Pero esto de las listas abiertas, es tanto pedir como que, la democracia interna en los partidos sea una realidad, o que se cumpla la ley de financiación de los mismos, que la transparencia en su gestión económica sea un dogma, no de fe, y que los liberados sindicales trabajes 35 horas semanales, defendiendo los derechos de los compañeros y compañeras. Son tantos los vicios que ésta democracia joven ha permitido alegremente, que ahora el retorno a un ente de razón, se hace cuanto menos muy dificultoso. Porque son muchos los privilegios que hay que quitarle a mucha gente, que ya tiene la raspa tiesa y no quiere volver a trabajar, para así justificar su sueldo. Es más, en el caso de algún liberado, tendría que hacer varios cursos de reciclaje para poder desempeñar el trabajo que hacía, cuando los compañeros decidieron que pasara a darse la vida padre, con el sueldo completo y conservando todos sus derechos. Igual ocurre con la duplicidad de servicios en las administraciones. Los políticos no hacen más que, marear la perdiz, a cerca del futuro del Senado, su inutilidad como cámara de representación, y no digamos del papel que desempeñan las diputaciones, con respecto a los gobiernos autónomos y sus delegaciones provinciales. Si acabáramos con todo eso, saldríamos de la crisis a la velocidad del rayo, pero claro, mandaríamos de un plumazo a miles de políticos a su casa,- y sin cargo - con lo cual, como a ellos no les interesa, pues seguimos triplicando puestos en el aparato del estado, cuyo coste nos lleva en cada ejercicio a la banca rota. ¿Hasta cuando vamos a seguir manteniendo a tanto zángano?, que además, en cuanto nos descuidamos, mete la mano en el cajón y se forra, blindándose él y su familia. Necesitamos una regeneración política, que vuelva al idealismo obviando los intereses personales. Necesitamos una reeducación a la honradez, un retorno a los valores de la transición, y que los jueces copien de los militares en su adaptación a los nuevos tiempos. ¿Quién nos iba a decir a nosotros?, que los militares se iban a adaptar, antes y mejor a la democracia, e iban a separar convenientemente, su lógica idea política, de la militancia partidista, coroneles gays aparte, y capitanas acosadas, en la otra, que la vivencia castrense, es muy suya. Que una cosa es dar la cara en misiones humanitarias, o apagando incendios, y otra el machismo misógino que todavía subyace en algunos uniformados. ¿Para cuando una mujer general de los ejércitos, o presidenta del poder judicial o del constitucional. ¿ Qué les pasa a los togados y uniformados, que no permiten el ascenso de las mujeres a los centros de poder?. Siguen los mismos designios del Estado Vaticano, con respecto a permitir a la mujer acceder al sacramento del Orden sacerdotal. Ésta democracia tiene tantas asignaturas pendientes, que dista mucho de ser madura y estar consolidada, tal y como algún menguado político asevera con jactancia. Decir que esto no puede ir para atrás, es no ver como la sanidad pública retrocede, tras ser ejemplo internacional. Como la educación pública retorna a los tiempos del nacional catolicismo, con formación del espíritu nacional y Pilar Primo de Rivera, vigilante desde el más allá. Con la juventud más formada de todos los tiempos, haciendo las maletas en busca de trabajo, y casi dos generaciones perdidas sin empleo, éste país de políticos incompetentes, y de sindicalistas liberados resignados a su suerte, porque les callan la boca desde las subvenciones estatales, y según algunos, con otras muy particulares, España ha retrocedido a tiempos predemocráticos, con escándalos de preferentes en ahorradores modestos, que nos recuerdan casos como el de Sofico Renta en pleno franquismo. Ya lo único que nos falta, es que vuelvan a envenenarnos con aceite de colza, que mientras los descubren o no, la península ibérica ya será un solar, en el que sólo las castas privilegiadas de, políticos y sindicalistas liberados, camparán a sus anchas viendo en solitario como en España... empieza a amanecer.

miércoles, 28 de agosto de 2013

UNA ABUELITA CON AVERSIÓN A ESPAÑA

UNA ABUELITA CON AVERSIÓN A ESPAÑA Tito Ortiz.- Hay una pre-anciana de pelo blanco en Europa, que quiere que nos vuelvan a rebajar el sueldo un diez por ciento, y facilitar aún más el despido, mientras ella casi alcanza los cuatrocientos mil euros anuales, y todavía tiene la desfachatez de no pestañear, cuando dice estas cosas, o aconseja a sus discípulos decir lo mismo para ir propagando la mentira. Es el caso de su perrillo faldero, Olli Rehn, que pasa de los veinte mil euros mensuales, aparte gastos y colegios gratis para sus niños, pero que sin embargo, recomienda que solamente España, se rebaje el diez por ciento del sueldo. Sólo conque la gentuza del Fondo Monetario Internacional, y los que les ríen las gracias en Europa, especialmente en Bruselas, se rebajaran ellos los sueldos, y no se los subieran un once por ciento como la señora de pelo canoso, la crisis ya sería cosa de la historia, pero no, lo que toca es masacrar al pueblo llano, para así continuar acogotándonos con la bota en el cuello en una economía que ellos se han inventado. Su negocio, como el de bancos y cajas españoles, es hacerse ricos y, si les vienen mal dadas, que el gobierno los salve. ¿Cuándo vamos ha hacer los ciudadanos un ERE, para echar a tanto incompetente? La cuerda se tensa entre chinos y japoneses, mientras Corea del Norte y su presidente pelado a lo tazón, sin prisa pero sin pausa, se atrincheran en la ofensiva bélica más tenebrosa de los últimos decenios. Mientras, Egipto no encuentra ya el Norte, ni siquiera la brújula de su futuro. La guerra santa entre ellos mismos, es ya una realidad que nos salpica a todos. Los “hermanos” musulmanes, se bastan y se sobran para masacrarse, sin necesidad de que intervengan los infieles, cuya lengua Alá confunda. La primavera árabe camina inexorablemente hacia un otoño gris, de tonos violáceos, en el que una vez más, un Islam anclado en la noche más tenebrosa de los tiempos, no es capaz de adaptarse a los nuevos tiempos, quemar los burkas, enterrar las armas y dejar de autoinmolarse, causando destrucción y sembrando odio en el resto del mundo, que mira con horror comportamientos nehardentales, fruto sólo de la ignorancia educativa y el fanatismo religioso no escrito. El Corán nada dice de asesinar a los demás. Las lecturas e interpretaciones de falsos profetas, sí. ¡Gibraltar Español. Y Ceuta y Melilla, africanas. ¿Cuántas condenas firmes se necesitan para que Berlusconi entre de una puñetera vez en la cárcel, y la ejecución de las sentencias contra él en Italia, no parezcan un cach... como diría Pedro Pacheco? Vamos a tener que admitir que la mafia, o cosa nostra, es el mejor sistema político para el país de los espaguetis. Me resisto a pensar, que la sangre de hombres de bien como el juez, Giovanni Falcone, haya sido derramada en vano. En que puede creer un ciudadano de a pie, cuando le arrebatan por la fuerza los hombres justos de referencia y confianza en el ser humano. Un país como el nuestro, que permite que jueces como Balatasar Garzón, estén fuera de la carrera judicial, y magistrados como, Francisco Pérez de Los Cobos, metiendo las manos en el cajón del pan de la imparcialidad, es un país, cuando menos, enfermo y de dudosa honestidad. En eso nos están convirtiendo nuestros actuales políticos, en una nación que es poco de fiar, porque hasta tiene que devolver subvenciones a Europa, cobradas o gastadas, indebidamente. Somos unos pillos sin credibilidad, a los ojos de la vieja Europa. ¡Que vergüenza! ¿En cuantos partidos se va a subdividir desde la transición política, ese cajón de sastre con trajes a medida para pícaros y corruptos que es el antiguo PA, dimanante de la Alianza Socialista de Andalucía que emerge en el tardío franquismo?. Dice el obispo de San Sebastián que las víctimas del terrorismo deben perdonar a los etarras, para así cerrar el ciclo. ¿No sería mejor que antes, sean los terroristas los que pidan perdón y entreguen las armas? Un malpensado, creería que el buen obispo mitrado, equipara en importancia tanto a víctimas como verdugos, y eso me parece de una miopía política y religiosa, galopante. Debe el ensotanado clérigo, antes que solicitar acciones benignas del sector dolido, dejar zanjado y para siempre, el arrepentimiento de todos y cada uno de los verdugos, fanáticos de la ikurriña y el tiro en la nunca. Sólo entonces podrá el futuro purpurado, equiparar posturas, que a pesar de los gestos de buena voluntad no atisbados aún, siempre ofrecerían ventaja eterna de aquellos que perdieron a un ser querido, frente a quienes se los arrebataron por la fuerza criminal de la sin razón. Por cierto. Hay que ver cuanto tarda en morir un etarra con cáncer terminal. Debe ser que tener malas entrañas, prolonga la vida. Agur, gero arte.

martes, 20 de agosto de 2013

ESTUDIO CON VISTAS AL ALBAYZÍN

ESTUDIO CON VISTAS AL ALBAYZÍN Tito Ortiz.- Éste verano de reposiciones hasta el corvejón, de rosas y mohedanos, de Bárcenas, Alaskas y Marios, me he vuelto a refugiar en la radio, admitiendo el aparato como animal de compañía, y dándole un descanso a la televisión, que para la próxima temporada, promete más fútbol y menos cultura. Qué raro, ¿no?. Y entre el récord de muertos por ahogamiento en playas y piscinas, y el repunte de los contratos basura a media jornada de dieciséis horas al día, todo parece empujarme al sofá frente al ventilador, para caer en duermevela, pero eso sí, con los casquitos puestos para escuchar el invento de Marconi, que ha diferencia de las televisiones, las radios no cierran por vacaciones, y te mantienen el gusanillo de la curiosidad, más allá del tinto de verano don simóm. Me acomodo en el sofá, entorno los ojos en mi frecuencia favorita, y parezco volver a los años setenta, en aquel tres plazas de escay, que se encontraba en el estudio de Grabaciones de Radio Popular de Granada. Un sofá por el que pasaron los más grandes de la época, y que tenía el privilegio de estar situado bajo una ventana con vistas Albayzín. Por aquel estudio con vistas al barrio granadino por excelencia, y por aquel sofá, se contaron mil y una historias que hoy son leyendas de la radio hispana. Allí sentados cantaron con la ventana abierta a la vida, todos y cada uno de los personajes de “Manifiesto Canción del Sur”. Desde Antonio Mata a Carlos Cano, todos pusieron voz a la libertad, conducidos por la melena plata de Juan de Loxa, que desde el mismo estudio, la misma ventana al Albayzín y el mismo sofá de escay, bordó en bastidor de aire, pespunte a pespunte, por las ondas, un programa universal llamado “Poesía 70”, que jamás ha sido superado, por mucho que durante décadas los hayan intentado en Radio 3. Aquel estudio, cuyo muro izquierdo sostiene el campanario del Sagrado Corazón de Jesús, en mitad de la Gran Vía, tiene entre sus paredes acolchadas con hueveras de cartón, la historia viva del flamenco granaino, que tras el programa diario de José Delgado Olmos, o el que mandaba grabado en cinta todos los días en la alsina graells, Agustín Gómez, desde Córdoba, dio paso a otro que permitió tener en vivo y en directo, a las buenas voces del momento, que desinteresadamente, y a veces, hasta poniendo el vino y la tapa, desparramaron su arte, haciendo posible un programa de flamenco de Graná, pa los granainos. Allí hablaron por primera vez en la historia, Pepe Heredia y Mario Maya, de un proyecto al que llamaron, “Camalemos Naquerar”. Allí se gestó el “Ay Jondo” de Juan de Loxa. Por aquel sofá de escay, con ventana abierta al Albayzín, dejaron su voz, entre otros muchos, Juan Antonio Cuevas Pérez, “El Piki”, Enrique Morente, Javier Montenegro, Curro Vega, Antonio Trinidad, Curro Andrés, o Ángel Rodríguez,“Chanquete”, en tardes noches y madrugadas, de eternas grabaciones sin rectificar, en las que el arte y el buen humor, estaban al servicio de la amistad, con las guitarras colaboradoras siempre de: Francisco Manuel Díaz, Antonio de Pinillos, Miguel Molina Ochando, o Rafael Santiago “Habichuela”. Sesiones memorables fueron, por ejemplo, las de Manuel Avila, por la hipoacusia al final de sus días, la de Isidro Alba, que bordaba la soleá apolá del Niño de Jun, o Juan “El Canastero” con sus tangos del camino. Por aquel sofá de escay pasaron doctores en flamencología, como Miguel Ángel González, o Emilio Fuentes, con cuyas voces, siempre se fundieron las golondrinas del atardecer, porque abrir una ventana al Albayzin mientras se graba, es lo que tiene. Los técnicos no lo llevaban bien, y mi trabajo me costó convencerlos para que vieran que el piar y los trinos de los pájaros sólo enriquecían lo grabado, lejos de enturbiarlo, Así que a regañadientes, lograron másteres irrepetibles, sabios de los mandos como, Arsenio Rodríguez, “El Mago de Las Ondas”, Manuel Martín de La Vega, su hermano, Miguel, Rafael Álvarez de Cienfuegos, o el jefe, Pepe Campos de España. Operadores de sonido históricos, como los magnetofones de carrete abierto con los que trabajaban, creadores de una radio local que siempre tuvo categoría de internacional, gracias a sus guiones y realización. Si, he dicho guiones y realización, algo que por lo visto ya no se lleva, y es la esencia misma de la radio con mayúsculas. Retozo en el sofá, a caballo entre el sueño y la realidad, recuerdo el fandango de Otívar en la voz de mi compadre, “Chanquete”, o el eco inconfundible del amigo de Frasquito Yerbagüena, Manuel Celestino Cobos, “Cobitos”, con el guitarrista de ambos, Miguel “El Santo”. En aquel sofá conversé tantas veces con Manuel Salamanca, que todavía debe tener grabada entre sus arrugas, la lista de Cantes Prohibidos, que no debían ejecutarse en la Peña La Platería. Y en esa reliquia de escay, bajo la ventana que da al Albayzín, se sentó muchas tardes, Manuel Martín Liñán, para relatarme la de personas que habían colaborado, en la compra del Carmen de la Placeta de Toqueros, firmando letras con gastos de a veinte duros, mientras tocaba la guitarra por granainas, como sus bodegas, entre Alhóndiga y Párraga. El Vílchez, con su amplia sonrisa, siempre estuvo dispuesto a acompañar a quien hiciera falta, en aquel viejo estudio de grabación, donde los ecos flamencos iban y venían, como los cantes, desde el Albayzín... a Granada.