miércoles, 15 de mayo de 2013

CON ACENTO

CON ACENTO Tito Ortiz.- Aquel año comenzaron a suceder muchas, que poco a poco nos irían forjando el carácter, y nos facilitarían un entendimiento internacional de las cosas, porque hasta entonces, nosotros pensábamos hacia dentro, era una especie de movimiento centrípeto, que nos consolidaba como la reserva espiritual de Europa, cercados psíquicamente por las fronteras de Portugal, Francia, Andorra y Gibraltar... español, siempre español. Todavía se nos podía seducir con un reloj de contrabando comprado en Tánger, con un paquete de cigarrillos gibraltareños, o con unos anticonceptivos, aquí prohibidos por Encíclica de Pablo VI, que se encargó y bien, de dejar en agua de borrajas, el Concilio vaticano II. Incluso con un buen paquete de café lusitano, se nos podía alegrar la vida. Los pudientes pasaban a Francia para ver buen cine sin censura, las pudientes abortaban en Londres, los delincuentes redimidos y los desclasados, se alistaban en el primer banderín de enganche a la Legión que tuvieran a mano. Otros buscábamos consuelo en “La Codorniz”, la revista más audaz, para el lector más inteligente. Aquel fue el año del Mayo francés, de Vietnam, Biafra, de los asesinatos de Robert Kennedy y Martin Luther King, y de un movimiento para hacer la paz y no la guerra, que marcaría a varias generaciones de por vida, estaban naciendo los primeros Hippies. La revista “Pinap” balbuceaba, y Sefarad nos volvía la cara, a otros españoles que cinco siglos antes fueron expulsados, los nuestros ahora se marchaban a Alemania. Y con todo ese batiburrillo en la cabeza, con la reválida de cuarto pendiente, el primer “Bisonte” sin emboquillar en la boca, y un pálido de las “Bodegas Muñoz” de Puentezuelas, en el gaznate, nos hacíamos a la mar del pensamiento leyendo a poetas malditos por la noche en la cama con una linterna, “El Capital “ de Carlos Marx, manoseado por la cuadrilla de amigos que nos precedieron en la señal de la Fé, y un póster de Ann Margret para el amor en solitario. La primera pista la dió Joan Manuel Serrat, negándose a cantar el “La, La la” en castellano. Ojo, un la, La, la, del Dúo Dinámico, que fama, lo que se dice fama de transgresores, no tenían. La segunda, Massiel ganando Eurovisión, donde hasta entonces nos habían ignorado, o nos habían odiado, más que Carod-Rovira una corrida de toros. A tan sólo unos meses de que el onubense, Jesús Hermida, nos contara emocionado la llegada del hombre a la Luna – ¿quién nos iba a decir que años más tarde, nos aburriría soberanamente en la radio de todos los españoles los domingos de madrugada?- los hispanos contábamos para el resto del mundo, y la televisión de todos, aquella en blanco y negro que tardaba una eternidad en encenderse, y que emitía desde el madrileño Paseo de La Habana, mandó a Manuel Martín Ferrand, para grabar uno de aquellos programas titulados “Con Acento”. El guión era fácil, contar las excelencias de los pueblos visitados, como aquel que hizo después Antonio Gala, que se llamó, “Si las Piedras Hablaran”. El caso fue, que el bueno de Martín Ferrand, se sentó en el pretil del Castillo de Santa Elena, con toda la ciudad a su espalda, una guía de Seco de Lucena en la mano, y a partir de ahí, vimos con gozo en la única tele existente, nuestra ciudad y sus encantos. Era la primera vez que la pequeña pantalla, le dedicaba un programa tan largo a Granada, y en el que no faltó ni uno de sus atractivos paisajísticos y monumentales. Más que televisión, aquellos profesionales hacían cine, y del bueno. Aquel programa puso a Granada en el mapa del atractivo turístico, que hasta entonces se había limitado al boca a boca de los visitantes, como medio acreditado de propaganda. Entonces no existía Fitur para promocionar la provincia, y de paso, pasar unos días de pachanda en la Villa y Corte. Un minuto en el NoDo, o un programa en la tele, era el respaldo que necesitábamos para ser algo en la oferta turística, pese a tener trenes que tardaban 12 horas a Madrid, carecer de Aeropuerto, y contar con una carretera nacional que a los suicidas, se lo ponía en siete horas y media, desde la gasolinera de Los Cármenes, hasta la Puerta del Sol. Con la década de los setenta en el horizonte lejano, Val del Omar, rodó sin destino asignado, las primeras imágenes de Granada, que después ya serían historia, con las que completó en 1974. Granada entraba así en la era culta del cine de autor, pues hasta ahora todo había sido tópico y pandereta. En una España que comenzaba a darle la carta de libertad a Guinea Ecuatorial, llegaban noticias de que el doctor Barnard, lograba realizar su segundo trasplante de corazón, cosa que animó mucho al Marqués de Villaverde, y así le fue. Como a la “Primavera de Praga” que terminó con los tanques soviéticos en las calles sembradas de cadáveres. El Mundo se agitaba por aquellos meses, y hasta aquí, aunque con sordina, nos llegaban los ecos de un nuevo amanecer, pero éste, sin yugo y sin flechas. Con la Universidad de la Sorbona tomada por los estudiantes, la muerta del Ché Guevara y la matanza de la Plaza de Las tres Culturas, Granada se enfrascaba en la segunda visita de Zubin Mehta a nuestro festival, y la representación en el Generalife de “El Tragaluz” de Buero Vallejo, que para los tiempos y Granada, ya era apertura, ya.

miércoles, 8 de mayo de 2013

... QUE DIGO YO QUE, SI RECORTAMOS DE AQUÍ Y DE ALLÁ...

Tito Ortiz.- Ya que éstos/as chicos/as que nos desgobiernan, a la hora de apretar el cinturón a los ciudadanos no tienen misericordia, mientras que el suyo lo dejan muy holgero, se me ocurre que podríamos darles algunas ideas, con el fin de que todos los palos no vayan al mismo burro. Creo que es muy democrático repartir la pobreza, de tal forma de que la clase política y sindical no salga siempre indemne, y los que dependemos de una nómina vayamos con la soga al cuello y cada vez más apretada. Sólo con lo que éste país ahorraría si quitara las diputaciones de en medio, saldríamos de la crisis de sobra. Las competencias de los órganos provinciales, serían asumidas por las distintas delegaciones de las consejerías de las respectivas autonomías, y todos tan contentos. Pero eso sería borrar de un plumazo, miles de puesto de políticos que mangonean a su antojo, que meten en plantilla a su familia y amigos y que prevarican con la normalidad con que un camionero castizo, desayuna su habitual carajillo en su venerada venta de carretera. Los hay honestos, lo sé, pero como no son capaces de frenar a los descarriados, unos por acción y otros por omisión, en mayor o menor medida, todos son responsables, y si no me creen, formemos una comisión de investigación en la que sólo participen ellos, ya verán como no dará ningún resultado, hoy por mi, y mañana por ti. Si sacáramos a los políticos y sindicalistas liberados, de los consejos de administración de las cajas de ahorros, ahorraríamos lo suficiente como para arreglar de una vez por todas, la A-7, Autovía del Mediterráneo, que en llegando a su kilómetro 513, lleva años desviada a un solo carril, porque cuando no es la lluvia, es la sequía, el caso es que el terreno avanza como el andarín de Colomera, y no hay forma humana de ver los cuatro carriles en perfecto estado, para que coger la dirección Sorbas o Tabernas, no sea un fiasco, como ocurre desde que el Estado dejó de serlo, para convertirse en el hazmerreír de Europa, a pesar de ser éste, un punto vital para la salida de los productos almerienses vía Murcia y, por lo tanto, hacia el resto del continente. Si los políticos vivieran donde tienen el tajo, nos ahorraríamos millonarias dietas y pernoctaciones, con cargo al contribuyente. Los hay que incluso los fines de semana adelantan su regreso a casa, y con el pretexto de convocar una rueda de prensa sin interés, se embolsan la correspondiente dieta de toma pan y moja, por todo el morro, y nosotros a pagar, que para eso estamos. Bueno, para eso y para votarlos, y así puedan tranquilizar sus conciencias, para robarnos a manos llenas, sin límite ni cortapisa. Cada persona, un cargo. No un concejal con siete puestos en consejos de administración en cajas, empresas municipales, participadas, públicas y privadas según convenga a la oligarquía circundante. Y no me vale lo de que sólo tenga un sueldo, porque si luego le añadimos las dietas por asistir a las sesiones, que se supone son su trabajo, el montante a final de mes es millonario y todos con cara de imbéciles aguantando el tirón, que en éste caso es tanto de cartera como de ética, algo esto último, de lo que carecen bastantes políticos/as y sindicalistas liberados, o no. De ahí que el último primero de Mayo, ya haya sido un clamor, que pese a atravesar el peor momento de la crisis laboral, haya sido el año que menos personas han ido tras las pancartas de los sindicatos mayoritarios, que lejos de arreglar sus problemas internos, ha optado por arremeter contra medios y periodistas, pese a que el profesional de la información, sea más antiguo que la propia dirección del sindicato, en el mismo. Los trabajadores no podemos ser deudores eternos de los logros sindicales de hace décadas, cuando vemos la ineficacia de los liberados y los que no lo están, también. Que dejen ya de chupar la sopa boba, mientras los periodistas vamos al paro, ante la pasividad de los que deberían defender sus derechos. ¡Sin periodistas no hay democracia, Manuel!. También hay sindicalistas honestos y que trabajan por sus compañeros, yo los conozco, sé quienes son y son mis amigos, pero hay un porcentaje muy elevado de ellos, que demuestran a la sociedad y a sus compañeros, que no hace falta estar liberado para defender a los trabajadores, la experiencia dice que se defiende mejor desde el tajo, y no al revés. Ya está bien de creerse habilitado, con sólo colgar unos panfletos en el tablón sindical, usando ordenadores, luz, agua, teléfono, fotocopiadora, papel e impresora de la empresa para asuntos particulares, sin que en años, se hayan aprendido ni el nombre de sus compañeros ni el turno que tienen. Sindicalistas de boquilla, de pancarta y pandereta, de soflama fácil, y de guerra sin cuartel hacia los compañeros que los descubren y no se dejan engañar. A que nivel llegarán, que en lugar de denunciar a la inspección de trabajo a la empresa por las numerosas irregularidades que comete a diario, denuncian a éstos compañeros que nos les ríen las gracias, y que los desenmascaran todos los días, como parásitos de un sistema sindical rancio y podrido, que no da respuestas a los trabajadores, cuando estamos atravesando la peor de las crisis desde la transición política. Recobrad el juicio si alguna vez lo tuvisteis, pedid la reincorporación al trabajo y quemad el carnet sindical. Para el caso que os hacen.

jueves, 2 de mayo de 2013

POR FIN ALGO DE LUZ AL PRINCIPIO DEL TÚNEL

POR FÍN ALGO DE LUZ, AL PRINCIPIO DEL TÚNEL Tito Ortiz.- Llevaba tiempo disperso en el pensar, por lo abrumador de los acontecimientos. Sin guía ni referente, sin saber de quién fiarme y a quién seguir, y por fin lo he encontrado. Dirigí mis pasos al Aula Magna de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociología, y allí me encontré al profesor y poeta, Luís García Montero, con un alarde de lucidez en su oratoria, capaz de captar mi atención, y sacarme de la depresión anímica y política, en la que ésta banda de discapacitados que nos desgobiernan, me han metido hace tiempo. Es sorprendente que un hombre más joven que yo, arroje luz con tanta dignidad, sobre algo que me ha mantenido fuera de juego en los últimos meses. Sostiene Luís, que tal vez sea el momento, ya, de hacer una reflexión sobre los muchos matices que existieron en la transición política española. Aquella fue una época histórica compleja y se le están dando respuestas muy simples. Hubo distintas maneras de pensar, tanto en la transición como en la democracia, con una manera que tenía mucho que ver con la democracia social y los derechos cívicos, que se puede considerar heredera de la República. Y otra, de entender la democracia como una manera de unirse al capitalismo europeo, porque ya las estructuras del franquismo se habían quedado muy estrechas y, había un sector del empresariado español que necesitaba la democracia para hacer negocio. Dice Luís, que “esa” democracia fue la que impuso su cultura, la mentalidad cultural que tiene que ver con la puesta en duda de los valores públicos, el descrédito de lo político. El borrar la dimensión social de la palabra LIBERTAD. Todo eso quedó borrado, y es precisamente lo que creo que hay que recuperar porque es lo propio de la cultura republicana. La conciencia de la virtud pública, de los espacios públicos y de que, la libertad no es un concurso, ni una competición entre individuos egoístas, sino la construcción entre todos de un marco de convivencia. A Luís, no le gusta tratar la historia desde el punto de vista de las cesiones, los traidores, las promesas incumplidas... Mantiene, que hay que pensar siempre en términos históricos, que son de correlación de fuerzas, y por desgracia, en buena parte de los elementos republicanos más conscientes, no tuvieron la fuerza suficiente para hacer una transición real, y quedaron muchas estructuras del franquismo. Quedó una elite económica muy fuerte. La estructura bancaria que tenemos hoy, es la misma del franquismo, y por eso estamos pagando una factura tan alta, en estos tiempos difíciles de crisis, porque son estructuras muy privilegiadas, muy opacas y que no están nada comprometidas con los espacios públicos de los ciudadanos de éste país. Si a todo esto le añadimos que lo que nosotros creíamos intocable por honesto, era todo lo concerniente a la monarquía y su ejemplar actitud el 23 F, parece que también estamos equivocados, o al menos, no debemos pagar eternamente, una gratitud que ya se pierde en el tiempo, y cuyo valor no es heredable. Sostiene Luis, con gran lucidez y mejor juicio que, los escándalos no son nada ejemplares. Que la casa real esté complicada en casos de corrupción, pues no ayuda a respetar la institución. Pero aparte de la corrupción, cree que hay bases profundas. La monarquía representa una transición, que ahora está demostrando su factura. España está pagando un precio especialmente duro de la crisis, porque en la transición, se dejaron sin solucionar muchos problemas. Y hay poca conciencia de lo público, y hay poca capacidad para defender las conquistas sociales que se habían conseguido, y eso se debe a que en buena parte, la monarquía representaba unas elites heredadas del franquismo, que no se fueron de éste país, y que continúan gobernándolo desde el punto de vista económico, y en ese sentido, el cuestionamiento de la monarquía parece que ya, está siendo algo profundo, y no se debe simplemente a los casos de corrupción, sino que éste país que se está empobreciendo de manera galopante, y que está perdiendo todas las conquistas sociales que ha hecho, se está cuestionando la historia reciente, que es la historia de la transición diseñada por los monárquicos. Decimos ambos que: Desde mi punto de vista es el momento en el que los ciudadanos tengamos coraje cívico, y digamos, ¡basta ya!. No podemos vivir con la corrupción, no podemos vivir con el descrédito de la política, no podemos vivir en el... ¡ y tú más ¡. Si yo robo, tu robas. Hay que dignificar lo público, y para eso deberíamos buscar la configuración de una nueva mayoría social democrática, dispuesta a defender el pensamiento democrático, desde nuestro punto de vista muy particular, en la tradición republicana. Pero como no seamos capaces de configurar esa nueva mayoría, se está creando un caldo de cultivo para que vengan soluciones totalitarias, nada democráticas, que van a utilizar el populismo para imponer un salvador de la Patria, y yo creo – dice Luis, y yo también lo digo - que los ciudadanos, en vez de buscar salvadores de la patria, debemos asumir nuestra responsabilidad, y hacer lo que podamos con coraje cívico, para defender los sistemas públicos de sanidad, educación, y todo lo que ahora se está borrando, porque, quién ha dado por terminada la transición, ha sido la derecha. Han sido las elites económicas, que aprovechando la crisis, quieren liquidar todas las concesiones que tuvieron que hacer en la Constitución del 78, y están acabando con la democracia social que había en nuestra Constitución. Y remato yo diciendo: Gracias Luís García Montero. El último, que encienda la luz. Por mis muertos en la tapia del cementerio, que de ésta salimos. Palabra de republicano. No pasarán. A las barricadas, de una puñetera vez. ¡ A que estamos esperando!