jueves, 2 de mayo de 2013

POR FIN ALGO DE LUZ AL PRINCIPIO DEL TÚNEL

POR FÍN ALGO DE LUZ, AL PRINCIPIO DEL TÚNEL Tito Ortiz.- Llevaba tiempo disperso en el pensar, por lo abrumador de los acontecimientos. Sin guía ni referente, sin saber de quién fiarme y a quién seguir, y por fin lo he encontrado. Dirigí mis pasos al Aula Magna de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociología, y allí me encontré al profesor y poeta, Luís García Montero, con un alarde de lucidez en su oratoria, capaz de captar mi atención, y sacarme de la depresión anímica y política, en la que ésta banda de discapacitados que nos desgobiernan, me han metido hace tiempo. Es sorprendente que un hombre más joven que yo, arroje luz con tanta dignidad, sobre algo que me ha mantenido fuera de juego en los últimos meses. Sostiene Luís, que tal vez sea el momento, ya, de hacer una reflexión sobre los muchos matices que existieron en la transición política española. Aquella fue una época histórica compleja y se le están dando respuestas muy simples. Hubo distintas maneras de pensar, tanto en la transición como en la democracia, con una manera que tenía mucho que ver con la democracia social y los derechos cívicos, que se puede considerar heredera de la República. Y otra, de entender la democracia como una manera de unirse al capitalismo europeo, porque ya las estructuras del franquismo se habían quedado muy estrechas y, había un sector del empresariado español que necesitaba la democracia para hacer negocio. Dice Luís, que “esa” democracia fue la que impuso su cultura, la mentalidad cultural que tiene que ver con la puesta en duda de los valores públicos, el descrédito de lo político. El borrar la dimensión social de la palabra LIBERTAD. Todo eso quedó borrado, y es precisamente lo que creo que hay que recuperar porque es lo propio de la cultura republicana. La conciencia de la virtud pública, de los espacios públicos y de que, la libertad no es un concurso, ni una competición entre individuos egoístas, sino la construcción entre todos de un marco de convivencia. A Luís, no le gusta tratar la historia desde el punto de vista de las cesiones, los traidores, las promesas incumplidas... Mantiene, que hay que pensar siempre en términos históricos, que son de correlación de fuerzas, y por desgracia, en buena parte de los elementos republicanos más conscientes, no tuvieron la fuerza suficiente para hacer una transición real, y quedaron muchas estructuras del franquismo. Quedó una elite económica muy fuerte. La estructura bancaria que tenemos hoy, es la misma del franquismo, y por eso estamos pagando una factura tan alta, en estos tiempos difíciles de crisis, porque son estructuras muy privilegiadas, muy opacas y que no están nada comprometidas con los espacios públicos de los ciudadanos de éste país. Si a todo esto le añadimos que lo que nosotros creíamos intocable por honesto, era todo lo concerniente a la monarquía y su ejemplar actitud el 23 F, parece que también estamos equivocados, o al menos, no debemos pagar eternamente, una gratitud que ya se pierde en el tiempo, y cuyo valor no es heredable. Sostiene Luis, con gran lucidez y mejor juicio que, los escándalos no son nada ejemplares. Que la casa real esté complicada en casos de corrupción, pues no ayuda a respetar la institución. Pero aparte de la corrupción, cree que hay bases profundas. La monarquía representa una transición, que ahora está demostrando su factura. España está pagando un precio especialmente duro de la crisis, porque en la transición, se dejaron sin solucionar muchos problemas. Y hay poca conciencia de lo público, y hay poca capacidad para defender las conquistas sociales que se habían conseguido, y eso se debe a que en buena parte, la monarquía representaba unas elites heredadas del franquismo, que no se fueron de éste país, y que continúan gobernándolo desde el punto de vista económico, y en ese sentido, el cuestionamiento de la monarquía parece que ya, está siendo algo profundo, y no se debe simplemente a los casos de corrupción, sino que éste país que se está empobreciendo de manera galopante, y que está perdiendo todas las conquistas sociales que ha hecho, se está cuestionando la historia reciente, que es la historia de la transición diseñada por los monárquicos. Decimos ambos que: Desde mi punto de vista es el momento en el que los ciudadanos tengamos coraje cívico, y digamos, ¡basta ya!. No podemos vivir con la corrupción, no podemos vivir con el descrédito de la política, no podemos vivir en el... ¡ y tú más ¡. Si yo robo, tu robas. Hay que dignificar lo público, y para eso deberíamos buscar la configuración de una nueva mayoría social democrática, dispuesta a defender el pensamiento democrático, desde nuestro punto de vista muy particular, en la tradición republicana. Pero como no seamos capaces de configurar esa nueva mayoría, se está creando un caldo de cultivo para que vengan soluciones totalitarias, nada democráticas, que van a utilizar el populismo para imponer un salvador de la Patria, y yo creo – dice Luis, y yo también lo digo - que los ciudadanos, en vez de buscar salvadores de la patria, debemos asumir nuestra responsabilidad, y hacer lo que podamos con coraje cívico, para defender los sistemas públicos de sanidad, educación, y todo lo que ahora se está borrando, porque, quién ha dado por terminada la transición, ha sido la derecha. Han sido las elites económicas, que aprovechando la crisis, quieren liquidar todas las concesiones que tuvieron que hacer en la Constitución del 78, y están acabando con la democracia social que había en nuestra Constitución. Y remato yo diciendo: Gracias Luís García Montero. El último, que encienda la luz. Por mis muertos en la tapia del cementerio, que de ésta salimos. Palabra de republicano. No pasarán. A las barricadas, de una puñetera vez. ¡ A que estamos esperando!

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