jueves, 20 de septiembre de 2012

GUARDAOS DE LOS FALSOS PROFETAS

GUARDAOS DE LOS FALSOS PROFETAS Tito Ortiz.- Vivimos tiempos convulsos, en los que a río revuelto, ganancia de pescadores. Es ésta una época propicia para el descreimiento, social, político y religioso, pues la crisis se alarga, y al igual que le ocurrió a Moisés, cuando se retiró al Sinaí para recibir los diez mandamientos, -que a su regreso se encontró con que le habían fabricado un becerro de oro para adorarlo en lugar de a dios- estos espacios muertos los ocupan falsos profetas, ayatolás de la mentira y la quimera, que tienen en la desesperanza de las criaturas el caldo de cultivo propicio, para hacerse con una huestes, que ayunas de formación ideológica, siguen sin pestañear, al primero que les prometa comida para el día siguiente, sin meditar si será cierta o no, tamañana promesa. Los ejemplo están claros y se multiplican a lo largo de nuestra historia: Cuando la iglesia católica comenzó a llevar a cabo una mínima apertura, emanante del Concilio Vaticano II, y del único Papa que me ha logrado convencer, llamado Juan XXIII, la parte recalcitrante de la primera parte, se volvió otra vez de espaldas al pueblo y a su misa en latín, con lo cual, se dio por inventado el Palmar de Troya, con su papa Clemente. Un asunto de charanga esperpéntica, que desgraciadamente ha llegado hasta nuestros días. Como las consecuencias de la famosa pinza, protagonizada por el señorito burgués de Baena, metido a comunista, Luís Carlos Rejón, que en su día se alió con la derecha más ignominiosa, para atenazar al gobierno andaluz, y que para desgracia de quienes no hemos perdido el juicio aún, y tenemos memoria, nos fustiga con sus lecciones de honor, ética y clarividencia política, con artículos de opinión, en un periódico al que en su tiempo no dudó de poner en solfa por su línea editorial. Así de grandes tiene las tragaderas éste falso comunista, adalid del oportunismo y la degeneración ideológica. En verdad, verdad os digo: Guardaos de los falsos profetas, que vienen a vosotros con disfraces de ovejas, pero por dentro son lobos rapaces, aunque escriban en periódicos de tirada nacional. Los grandes cataclismos sociales, son profetizados siempre por hechos apócrifos relacionados con la iglesia católica. No ha mucho que ha palmado, aquella criatura, ama de casa y empleada de hogar, que en un momento de penuria económica, dijo ver a la virgen en El Escorial, y en modificando la voz al estilo de un ventrílocuo, y manchándose las manos con sangre, dijo padecer los estigmas de la pasión, y comenzó a forjar un imperio económico, que ríanse ustedes de la antigua Rumasa. Julio Anguita, cuán pescador de almas, también está reclutando para su causa, a todos aquellos que no saben dónde acudir ni a quién escuchar. Bajo el epígrafe de, “desobediencia civil”, o lo que es lo mismo, conmigo todos al monte, el que fuera sultán de la Medina, que ayudó a derrocar a don Santiago, cuando aún está caliente el cadáver de Carrillo, y los Whiskys de Gerardo Iglesias, sin pagar en la barra de Pachá, se yergue como promotor de un frente cívico, y cuán Alonso Quijano, se sube a Rocinante para acabar con todo esto. Eso sí, previa algarada de la clá, que lo pasee en silla gestatoria, que ha sido su ilusión de siempre. Tal y como Melchor Saiz-Pardo Rubio, contaba en éstas páginas, yo también fui uno de los periodistas que tuvieron que hacerse eco, de las lágrimas de sangre de una virgen en San Juan de Dios, allá por 1982. Lo que nadie ha contado todavía, es que la imagen manipulada era propiedad de, Modesto Velasco, un fotógrafo especializado en Semana Santa, de una estrecha vinculación a la cofradía de los gitanos, y que fue pionero del gabinete dactiloscópico de la policía armada de la época. Cuando Modesto descubrió que las lágrimas eran tinta roja, dejó sin efecto su donación a la basílica, pero la Orden no le permitió llevarse la imagen. Así se veía venir lo del comando “Carpanta”, capitaneado por un hidrofóbico Sánchez Gordillo, que con pañuelo palestino al cuello, junto a sus montoneros de sierra morena, se han especializado en el asalto de supermercados, para saciar un hambre inexistente, en una Andalucía de charanga y pandereta, que sólo cabe en sus huecas cabezas. Es la estética trasnochada de una izquierda predemocrática, que al igual que sus sindicalistas, no defiende a sus trabajadores, más bien, dota de vida paradisiaca a sus liberados, que se conforman con colgar un panfleto contra la empresa en el tablón sindical, y con eso, ya tranquilizan sus conciencias, mientras chupan de la teta empresarial, sin defender a los trabajadores, que es para lo que fueron votados. Todo lo más, benefician a sus militantes o a quienes les ríen las gracias, que se resumen a caricaturas de los jefes y pancartas soeces, pero nada efectivo que libre al colectivo que “no” representan, de los desmanes empresariales. Y algunos/as ni se duchan, que ya es el colmo. Hay empresas en las que los llaman, el famoso, “Comando Fétido”. ¡Ay de vosotros, escribas y fariseos, hipócritas!, Dé qué os sirvió pasar por el noviciado o el seminario. Os camuflasteis después, de militantes en la izquierda o en el sindicalismo rojo, para vivir del cuento a costa de los compañeros, recibiendo prebendas y subvenciones del gobierno al que criticáis. No se puede ser más deshonesto.

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