martes, 21 de agosto de 2012

SOBRAN POLÍTICOS

SOBRAN POLÍTICOS Tito Ortiz.- No se entiende que un país -ejemplo para todos- como Alemania, necesite para llevar a cabo su eficacia política y económica, la mitad de los políticos que tiene España. No se entiende como los germanos son gentes formadas y de alto nivel, y los nuestros, en su mayoría, todo lo más de medio pelo, si es que no amparan los asaltos a supermercados. La corrupción política de la piel de toro, más acentuada como siempre en la derechona facistoide, pero también en la izquierda profesionalizada, que no sabe más que vivir del bote y la demagogia, al carecer de profesión y vida fuera de la actividad política, nos han convertido en tan sólo tres décadas, en una democracia joven, con todos los vicios de una vieja. Individuos sin oficio ni beneficio, que tienen que aferrarse al cargo porque de lo contrario no saben que hacer, o no tendrían que comer, han convertido la actividad política, en un... aquí vale todo; del que no se salva ni la familia real, de tal manera, que los tiempos del hermanísimo de “arfonso”, ya se han quedado hasta en un recuerdo romántico, si advertimos de lo que son capaces éstos adalides de la vagancia y la mangancia. La carencia de libertad y democracia internas en los partidos, sobre todo de izquierdas, porque a la derecha ya se le supone facha de prietas las filas, es una vergüenza inaceptable, que ha degenerado hasta la muerte, aquel discurso hermoso de la transición, en el que se advertía que la divergencia política, el contraste de pareceres, los matices distintos, lo único que hacían era enriquecer el patrimonio político y democrático de los partidos. Pues bien. Eso ha quedado en agua de borrajas, hasta tal punto, de que sin distinción de anagrama, en los partidos ahora mismo lo que impera es aquel viejo axioma de... El que no está conmigo, está contra mí. Y son manifiestas las vendettas, con navajazos a traición por los pasillos de las sedes, que culminan con las pantomimas y farsas más decabelladas, en las que se han convertido los congresos, a los que ya no se asiste para ver que ocurre, sino que se sueltan unos discursos preparados, porque los resultados ya están amañados desde días antes, las listas cerradas a cal y canto, y los pagos de favores resueltos. La transparencia política de los congresos de nuestros partidos, es comparable a su financiación, un hecho translúcido, como una ciénaga cavernaria, donde nuestros políticos se bañan, con el placer de una Cleopatra en leche de burra. Hemos sobredimensionado la libertad, la democracia, la igualdad y la maldad, para cada cuatro años, meter en plantilla con grandes sueldos que no se rebajan, a una caterva de impresentables, sin oficio ni beneficio, a los que hemos convertido en profesionales del gorroneo y la petulancia. Sinvergüenzas que deberían protegernos de la crisis, y no meternos en ella. Acéfalos minestriles de la incompetencia, incapaces de reconocer su necedad, que nos llevan cada vez con mayor prisa, a la pérdida de libertad, democracia y bienestar social alcanzados, para paulatinamente y sin remedio, abocarnos a la pobreza, la indigencia política, el descreimiento, la desesperanza, y el abatimiento psicológico. Con su comportamiento, nos están empujando al filo de las cataratas, para que nosotros solitos demos el último salto al vacío. La única solución a los problemas en los que nos han metido, es atacar a la sociedad que los pusimos en sus escaños, con el fin de amedrentarnos, y en pisándonos el cuello con la presión justa para no fallecer, sólo permitirnos respirar, para que trabajemos y con nuestro sacrificio – no el suyo – los saquemos del atolladero, no como nosotros quisiéramos, sino, como mandan ellos. Los votamos, ese fue nuestro error, y quieren acabar con nosotros, para vivir en los mundos de yupi, sin pueblo al que rendir cuentas. Sólo nos necesitan y oyen el día de las elecciones. A partir de ahí, se consideran con carta blanca para vivir excelentemente a nuestra costa, y cuando no puedan llevar el tren de vida elegido, recortarnos el sueldo y la vida, para poder mantener su tren. Además se multiplican como las plagas, porque a la cifra dislocada con respecto a otros países más grandes y eficaces que nosotros, ellos añaden cargos de confianza a dedo, liberados sindicales, asesores, peritos en mil cosas tan faltos de preparación, que una vez, un taxista, fue el máximo responsable de la empresa autonómica del suelo, director general de la Guardia Civil uno que no tenía el graduado escolar, ministro de interior un electricista, pero todo se hizo en aras de la democracia, porque la democracia nos hace a todos iguales. Pero es que no lo somos. Un hombre, un voto, pero no somos iguales. No entra en cabeza humana, que el vicepresidente de la Junta, pueda pertenecer al mismo partido, o sindicato que asalta Mercadona, empujando de malos modos a las empleadas, con un tinte machista, violento y soez, impropio de quienes dicen robar para dárselo a los pobres. Haciendo de la militancia política y sindical, un ejercicio impropio de un país europeo, culto y democrático. Ejercicios como ese, son muestra de la falta de formación, educación y convicciones democráticas, de los propios militantes de izquierdas, que al carecer de esa imprescindible formación, se convierten en harapos de la incongruencia, fáciles de confundir en sus acciones, con hordas fascistas, de triste recuerdo para éste país. Cuando la plebe carece de formación, es fácil que aún creyéndose ellos mismos que son de izquierdas, su comportamiento y lenguaje sea de derechas, eso es lo que le ocurre por ejemplo, al del pañuelo palestino, que se cree más líder de masas, cuanto menos se ducha. Un esperpento patrio, de la manera de hacer política en otro siglo, pero no en éste.

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