jueves, 12 de junio de 2008

PATRONAL PROLETARIA

PATRONAL PROLETARIA

Tito Ortiz.-

Estaba el gobierno distraído y relajado, regocijándose en la verdad de su triunfo electoral, y con el rabillo del ojo atisbando la cercanía de las vacaciones, la composición de las diputaciones permanentes, por si acaso, y el cierre de las cámaras por veraneo, que ni sus servicios de información han sido capaces de alertar, de que la derechona facistoide, agazapada en traje de alpaca de Armani, iba a poner el país boca abajo, con una simple huelga de transporte. En esta tierra, en la que la rancia conservaduría política, no perdona el triunfo de la izquierda, y esta vez, sin necesidad de atentado manipulable, era lógico sospechar, de donde nos iban a venir las bofetadas. Dado que el partido popular no está para estrategias de oposición, sino para centrarse en su reestructuración posible, quien ha dado la cara, disparando sus cañones a la línea de flotación, del gobierno instituido libremente por el resultado de las urnas, ha sido la derecha más peligrosa y dañina para la libertad, o sea, la derecha económica, que es la verdadera y de la que todos dependemos.

Un país en el que los obreros no van a la huelga, es un país desacelerado económicamente, pero llevadero si te aprietas el cinturón, y aguantas a que pase el chaparrón, que pasará a buen seguro. Pero entonces, la derecha no se venga de su fracaso electoral. ¿Cómo hacerlo?. Muy sencillo. Que las acciones de ataque, derribo, erosión y desgaste al gobierno, las lleven a cabo los peones, pero por orden de los “señoritos” de siempre, que son los que están dejando de ganar algo, con la crisis, y entonces, sus yates de recreo, - desde los que dan las órdenes a los huelguistas, - sus aviones particulares, y sus coches de alta gama, se ponen en movimiento para adoctrinar a los piquetes, que desconocedores de quienes manejan los hilos, arriesgan inútilmente sus vidas, para sacarles las castañas del fuego, a los que compatibilizan las cuentas transparentes cara a Hacienda, con otras en paraísos fiscales, para jugar a todas las bandas, y continuar impunemente llenándose los bolsillos a manos llenas, mientras otros no conciliamos el sueño, pensando en que el maldito Euribor ha vuelto a subir, que el IPC está disparado a tan sólo la mitad del ejercicio, y que con los veinte euros de siempre, me echan la mitad de combustible en el depósito.

Cuando es la patronal – como es el caso que nos ocupa – la que se pone en huelga en un país, los curritos no deberían tirarse a las carreteras integrando piquetes “informativos”, haciéndole el caldo gordo a sus amos, que se ríen, Daiquiri en mano, con las fotos en primera de las movilizaciones, viéndoles como mueren y los apalean, para que ellos sigan ganando más y más, hasta que ellos mismos ordenen a sus representantes, aceptar lo que se cuece en una mesa de convenio ministerial. Cuando la derecha política, no está legitimada para desgastar a un gobierno de izquierdas, es la diestra extrema de la economía, la que hace el trabajo sucio, dejando ver a las claras, quien manda en el mundo, que no siempre es quien ganas las elecciones, como al mundo es bien notorio. La estrategia les ha salido perfecta. Porque camuflada como una simple huelga de transporte, la foto obtenida a las cuarenta y ocho horas, es la de mercados desabastecidos, con ciudadanos que no encuentran los alimentos de primera necesidad, los ganaderos tirando miles de litros de leche a las alcantarillas porque no pueden almacenarla, los agricultores sembrando las autopistas con productos perecederos que no pueden llegar a su destino, ciudadanos parados en las cunetas, porque no encuentran combustible en las gasolineras, en definitiva, la de un país sumido en el caos, gracias a tan sólo el doce por ciento de la patronal del transporte, que es la que se niega a llegar a un acuerdo, y la que tiene a todo un país con síntomas de tercermundista, sumido en la incertidumbre.

Queda una vez más a la vista y claramente comprobado, que el peligro social no se concentra solamente en la derecha política, sino en la derecha económica, que es la verdadera, y la que nos pone la bota en el cuello, para que seamos buenos y dejemos que sigan ganando el quinientos por cien sobre lo invertido, ya que los márgenes que estudiamos en economía como posibles, son una quimera fantasiosa. Aquí se trata – como siempre – de llenarse los bolsillos cuanto antes más y mejor, a costa de los últimos de la fila, que son además los utilizados como vanguardias de la acción, para recibir los palos en las manifestaciones, y los insultos de sus propios compañeros, que no están de acuerdo con que los sigan manejando como marionetas gratuitas, al servicio de “su señor”. Dividir a los que menos ganan, es el éxito más grande de esta huelga, que paradójicamente, ha sido auspiciada, mantenida, protagonizada y subvencionada, por la patronal. Algo que la clase trabajadora debería tener claro, para no caer en sus manejos, y tener al menos la dignidad del obrero, que no debe hacerle el juego sucio, a quienes desde la cubierta de su yate, se ríen a mandíbula batiente, viendo en la televisión, como sus fieles empleados reciben con estoicismo los golpes de los antidisturbios, para conseguirles mayores ingresos a la vuelta de la esquina. No hay mas ciego que el que no quiere ver, y en este conflicto, la clase trabajadora debería visitar al oculista con urgencia.

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