miércoles, 5 de mayo de 2010

¿Hay quién de más?

¿HAY QUIÉN DE MÁS?

Tito Ortiz.-

La universidad y la política –desgraciadamente- ya no son referentes para la sociedad, como algo a desear, respetar o admirar. Muy al contrario, esos mitos de la educación y buenas costumbres, están desapareciendo a marchas forzadas, con el consiguiente sangrado social de ejemplos a seguir o perseguir. El otro día, uno de los hijos que tengo en paro me dijo: ¿Y si me echo a la política?, a lo que contesté como un resorte: ¡Mejor te echas al monte!, la familia se vera –socialmente- menos ultrajada. Y es que uno no gana para sustos. Después de cinco siglos de veneración a los del birrete claustral, algunos se quitan la careta, y atacan la memoria de Lorca, para forzar la huida de Luís. Otro mentecato con libertad de cátedra, hace pintadas al amanecer, ante la mirada atónita de su perro, que se arrepiente un día más, de haber sacado a pasear a semejante docente, mancillador impío de virginales paredes encaladas, ladrillo visto o granito palaciego. Pero que vamos a esperar, si tenemos la educación en manos de expedientes ramplones, de milagrosas diplomaturas, ayunas de experiencia en aulas. Con éstas designaciones, en las que no se busca la idoneidad para el cargo, sino premiar la fidelidad y obediencia acéfala, estamos cavando nuestra fosa social e histórica, haciendo una regresión a la noche de los tiempos en la que todo estaba por venir, pero ya no albergamos un ápice de esperanza. ¿Hay quién de más?.

En manos –la política- de incapaces sin formación y desprestigiados intolerantes, Granada se hunde más en el pozo de la desesperanza, aumentando sus cifras de parados, cuando en el resto se estabiliza. Careciendo de las infraestructuras que ya se reivindicaban hace un siglo. Seguimos teniendo un trazado tercermundista en las carreteras provinciales, como lo demuestran los accesos a Sierra Nevada, ayunos de alternativas desde los tiempos del Duque San Pedro de Galatino, o el infierno alpujarreño, digno de un rally con riesgo de perder la vida. La Te invertida que nos conectará con Cataluña y Portugal, sigue siendo una ilusión, como el metro, que por su trazado urbano y capacidad, para cuando entre en funcionamiento, será una atracción turística más, como los autobuses descubiertos. El famoso AVE, se nos alarga en el tiempo, cada vez que alguien habla del. Tirando de hemeroteca, según el primer impresentable que habló del AVE a Granada, debería llevar tres años funcionando. ¿Ustedes lo han visto? Pues ningún político se sonroja por ello, así que ya me contarán donde tienen eso llamado vergüenza. Del aeropuerto compartido con Jaén, los vuelos desaparecen como un fenómeno paranormal, los taxis metropolitanos unificados con la ciudad, deben ser producto de una ecuación, tan sólo comparable con la fórmula del combustible de la NASA para volver a la Luna, de otra forma, no se explica que la mafia de unos catetos al volante, mantenga atenazada a una clientela que se cuenta por decenas de miles de usuarios, que viviendo a dos kilómetros de Puerta Real, llevamos padeciendo el chantaje más descarado desde hace veinte años, abandonados a nuestra suerte con un transporte en autobús, indigno para Tanzanía y alrededores, debido a su frecuencia, comodidad y ausencia en fines de semana.

Provincia ésta sin tejido industrial, ávida de iniciativas empresariales, los representantes de la patronal granatensis, están más pendientes del fútbol local, que de sus propias empresas, y no digamos ya, de unir posturas entre confederación y cámara. En estas situaciones de crisis es cuando los empresarios, dan la talla, y a tenor de su comportamiento, ya sabemos los analistas la que realmente tienen. Y si ante tan descorazonador panorama, al menos tuviéramos la luz de la unidad sindical, otro gallo nos cantara, pero si los líderes de las centrales mayoritarias, terminan a bofetadas como al mundo es bien notorio, en quienes buscaremos refugio los de a pié. Si seguimos consintiendo el enfrentamiento partidista entre los mayoritarios, los ciudadanos nos vamos a perpetuar en sufrir las consecuencias, renunciando al progreso y la libertad que gozan en otros puntos, donde políticos, profesores, sindicalistas, representantes sociales de cualquier sector y ciudadanos, van juntos todos a una, sin distinción de colores políticos, cuando se trata del bien común. Una asignatura muy pendiente, en esta provincia acatetada y retrógrada, cuya ciudadanía, mete cada cuatro años en plantilla para que la represente, a la masa más mediocre e ineficaz que hayan conocido los tiempos, mientras el sangrado de cierre empresarial es continuo, y el capital de los granadinos, está a plazo fijo en los bancos para no correr el menor riesgo. Eso es visión de futuro y lo demás es tontería. ¿No es para vomitar?

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