domingo, 20 de septiembre de 2009

AMNISTÍA, ORA PRO NOBIS

AMNISTÍA... ORA PRO NOBIS

Tito Ortiz.-

Más de treinta años han pasado, desde que éste país se puso en pié con gallardía, aparcó rencores ancestrales, y decidió que tras el 20 de noviembre de 1975, lo que teníamos que hacer era remangarnos sin mirar al pasado, y empujando todos en la misma dirección, llevar a cabo una transición política modélica en su género, de la que nos tenemos que sentir orgullosos de por vida, y para ello, conceder una gran amnistía, incluyendo pelillos a la mar. Los desmemoriados, nada de esto saben ni valoran. Pero los que aún tenemos alguna neurona viva, sabemos que aquello fue posible, no sólo por la conversión de un irreemplazable, Adolfo Suárez, que de ministro secretario general del movimiento, pasó a liderar un proceso, sembrado de chinitas hacia la libertad, con la impagable colaboración de, Torcuato Fernández Miranda, entre otros ilustres de la época, y la de S.M., cuyo posicionamiento la noche del 23 de Febrero de 1981, fue decisivamente histórico.

La amnistía promulgada entonces, con el inicio del proceso democrático, vació las cárceles franquistas de militantes en la clandestinidad del partido comunista, sindicalistas de comisiones obreras, y algún que otro antifranquista de pro, que al no existir aún los partidos políticos, eran tildados genéricamente de rojos o masones, por su excelencia el generalísimo, y toda su corte celestial, incluyendo en el séquito, a su deleznable Brigada Político Social, de infausto recuerdo, y que tantas atrocidades cometió durante cuarenta años, en defensa del dictador y sus privilegios. Pero tapada la fosa, del valle de los caídos con – según todos los indicios – el cuerpo diminuto y exangüe del mal nacido en El Ferrol, los demócratas convencidos, nos pusimos manos a la obra y conseguimos, no sin esfuerzo, una generosa amnistía para aquellos que habían sufrido la represión durante mucho tiempo, que ahora – paradojas del destino – con el paso de más de treinta años, hemos podido comprender era un espejismo, porque de verdad, de verdad, a quienes estábamos amnistiando, no eran a los compañeros y camaradas represaliados por ser de izquierdas o progresistas, a los que perdonábamos sin posibilidad de vuelta atrás, eran los que durante cuatro décadas nos habían mantenido con la bota en la cara, los de correajes acharolados, los que disfrutaron de economato y transporte público gratis, los que no guardaban cola con la cartilla del racionamiento, los que se arrodillaban ante Franco, cuando entraba – para vergüenza de la iglesia instituida – bajo palio en los templos. A esos los amnistiamos, en un rasgo de generosidad cuya repercusión al día de hoy, es incalculable y hasta cierto punto henchido de ingenuidad, porque la derechona tradicionalista de éste país, no está siendo tan generosa, con los que estamos al otro lado de la ideología política, y según todos los indicios, algo despistados en la ubicación del espacio ideológico, como les ocurre a bastantes de los votados por el pueblo para que nos representen.

La derecha española, de siglas y discurso eufemísticamente centrista, alberga en lo más interno de su militancia, a la extrema derecha patria, o sea, Borja Mari, lobos con piel de corderos, en un país donde los partidos del brazo en alto no existen, aunque cuatro aparezcan dando voces en referéndum de juguete, auspiciados por la catetez política más analfabeta, aquella que proviene de cualquier nacionalismo, como su propio nombre y trayectoria indican. Y son estos de la gaviota, los que se han apropiado del centro político, que queda muy gracioso cuando lo dice Arenas, pero patético cuando se apoyan los desvaríos de Rouco Varela, Antonio María, bajo cuya mitra, según todos los indicios, no hay más que serrín e incultura preconcilial. Ay, mi venerado Juan XXIII, que solos nos dejaste, en manos de tanto inquisidor del tercer milenio. ¡ Que manera de retroceder tan absurda en la civilización!. Pero lo peor es que en las últimas tres décadas, los socialistas hemos ido perdiendo la esencia de la izquierda, al menos los que tienen carnet de partido, convirtiéndolo en un híbrido que intentando apoderarse del voto centrista, atenúa ideas y modos, convirtiéndose en una opción desdibujada, difusa e inconcreta de la esencia socialista, cuyos postulados irrenunciables pasan por no sentir vergüenza de luchar por los más desfavorecidos, los necesitados, aquellas capas sociales desvalidas, que deben contar con unos mínimos para no desaparecer del mapa, y eso solamente lo podemos hacer nosotros, la derecha no va a venir a estar con los más débiles, la derecha va siempre a enriquecer a los bancos y a los poderosos, esa es su misión y para eso entran en política, para perpetuar los privilegios de unos pocos, sobre el resto de los mortales, y sálvese el que pueda. Pero lo que no podemos consentir los que estamos al otro lado, los herederos de los que murieron defendiendo un gobierno republicano, legalmente salido de las urnas, es que después de que la auténtica amnistía de la transición, fue la que nosotros hicimos con los golpistas, encima tengamos que pedir perdón, reírles las gracias, o lo que es peor, consentir que el partido mayoritario de la izquierda, se descafeine cada vez más, convirtiéndose por la incompetencia de sus líderes, en un sucedáneo del auténtico socialismo, y paradójicamente, con actitudes facistóides de sus dirigentes a nivel interno. El soe necesita una desinfección a fondo, empezando por aquí cerca y terminando por el Cantábrico

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